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Yolanda Méndez - Directora, Escuela Elemental Roberto Clemente, Newak, Nueva Jersey
“Aunque nací en el norte de Nueva Jersey, me identifico como puertorriqueña. Crecí en un hogar en el cual se enfatizaba la historia de Puerto Rico, y viajábamos constantemente a la Isla”, explica Yolanda, quien creció en la ciudad de Newark en el Estado Jardín.
Su pasión por la educación le viene de familia. “Mis padres nos inculcaron que la educación era lo más importante, entonces para mi la educación tiene una importancia primordial en la vida de un ser humano. Y siempre me he puesto a mi misma como ejemplo de superación, pues vengo de una comunidad en la que no se espera mucho de los niños; sin embargo, si yo logre educarme y destacarme en mi profesión, todos de igual forma lo pueden hacer”, afirma convencida.
La pasión de Méndez está arraigada a la creencia de que la condición étnica del individuo, no tiene y no debe predecir su futuro.
“Mi mensaje a los niños es que yo me senté en esos pupitres, vengo del mismo vecindario, y si logré vencer todos los obstáculos socio económicos presentes, ellos también pueden. ¡El ambiente no es tu destino!”, recalca.
De su experiencia con jóvenes de su comunidad recuerda conmovida: “en una ocasión hablando con un adolescente, le pregunté qué pensaba estudiar, y me contestó que nada, pues él creía que no viviría mas allá de los 18 años”, dice.
Como directora, Méndez prioriza el trabajo en equipo y al mismo tiempo reconoce el trabajo de los maestros que integran su equipo, lo que se traduce beneficios para los estudiantes de la escuela, así como de toda la comunidad a la que sirve.
“Es penoso que una generación completa en estas comunidades de bajos recursos piensen y sientan de esta forma. Están carentes de ejemplos, entonces no se identifican con nadie de su entorno”, continúa diciendo.
“Mis padres nos decían primero Dios, y después el trabajo duro y es así como se llega en la vida. Ellos son los presidentes de mi club de fanáticos”, agrega entre risas.
En sus momentos de ocio, a Méndez le gusta leer, tocar el piano y componer canciones, “también comparto con amistades maravillosas que me rodean”, señala.
“Nuestra vocación como educadores es de sembrar de esperanza a nuestros estudiantes y a la comunidad que servimos, y de cultivar el genio que cada niño posee”, dice Méndez con convicción.