Agresora de Joanna no enfrentará cargos
Familia de fallecida asegura que padres de la otra menor 'ni perdón' pidieron por suceso
La muerte de Joanna Ramos fue un trágico suceso y no un acto premeditado, a esa conclusión llegó ayer la fiscalía de los Ángeles que decidió no presentar cargos contra la menor que peleó con la occisa.
Joanna Ramos, estudiante de la escuela primaria Willard en Long Beach, murió tras ser golpeada por una compañera de 11 años de edad tras una riña escolar el 24 de febrero.
“Fue una pelea entre dos menores que terminó con resultados involuntarios y trágicos, y el Departamento de Policía de Long Beach (LBPD) espera que la conclución traiga alguna paz a las dos familias involucradas, así como a la comunidad”, leía un comunicado del LBPD.
Pero no fue así para la familia de Joanna, quien debió haber cumplido 11 años el pasado 12 de marzo, el día antes de que LBPD entregó su caso a la fiscalía del condado de Los Angeles.
“Mi madre llegó a la casa llorando y nos dijo que no iban a presenter cargos”, relató Diana Urbina, de 19 años y hermana mayor de Joanna, en los escalones de su casa.
Cecilia Villanueva, la madre de Joanna, se enteró de la noticia en una reunión privada ayer por la mañana con oficiales de LBPD.
Su hija murió casi dos meses atrás, horas después de que otra niña del quinto grado en la primaria Willard la golpeó en la cabeza durante una riña entre jovencitas.
“Lo que lamento es que la niña va como si nada, me siento frustada, triste”, expreso Villanueva, de 41 años, a La Opinión .
“Por lo menos esperaba que recomendaran un programa o supervisión para la niña, nada como muchos años en la cárcel”, sostuvo.
Sandi Gibbons, portavoz de la fiscalía, solo comentó que “es un caso juvenil y no hay mucho que pueda decir”.
La familia de Joanna dice que no han escuchado nada de la menor que golpeó a Joanna ni de sus padres.
“Ni han dicho perdón…nada”, dijo Urbina. “Si fuera el reverso, mi madre hubiera dicho perdón, pero parece que no les importa. Esperábamos por lo menos un perdón, pero no”.
Al visitar la vivienda de la otra menor involucrada en el caso, que vivía a tres casas de la primaria en la cuadra 1100 de Orizaba, el gerente del apartamento, que solo se identificó como Arturo, dijo a La Opinión: “Ya no viven aquí, desde el primero de este mes”.
Rechazó decir más para “no meterse en problemas”, agregó.
Priscilla Raya, empleada de Borba, la compañía encargada del apartamento, confirmó vía telefónica que tenían una habitacion desocupada en el segundo piso de tres recámaras y un baño, a un costo de $1,375 al mes.”Veía una señora y una niña de 10 u 11 años, y otros jóvenes de unos 4, 12 y 16 años”, relató Verónica López, vecina del primer piso. “Nada más nos encontrábamos en la entrada y decíamos, ‘Buenos días’, y adelante. Pero ya está desocupada la habitación”.
Para la familia de Joanna, poco ha cambiado desde que la enterraron el 4 de marzo. “Todavía tomo pastillas para la depresión y estaba saliendo apenas, pero con lo que me pasó hoy? la información de hoy no era lo que esperaba”, afirmó.
“Para mí esto ya se acabó, porque parece que la que se hace más daño soy yo. A veces la justicia no es justa”.
Agregó que va a hablar con su abogado acerca de cualquier otro paso que pueda tomar en el caso, dijo mientras acto seguido miraba varias fotos de Joanna, que ella misma arregló en su memoria.
En una de las fotos, toda la familia vestía camisas con la foto de la menor. Todos sonreían mientras paseaban por Knotts Berry Farm.
“Para su cumpleanos fuimos a Knotts”, explicó su hermana mayor. “Ella hubiera cumplido los 11 años. Pasamos el día paseándonos en raites que a ella le gustaban. Todos nos veían como extraños por nuestras camisas”. “Yo duermo en su cama, entonces es difícil para mí, sabiendo que ella antes dormía ahí”.
Joanna era la más joven de dos hermanas y un hermano, dijeron sus familiares. No le gustaba pelear, quería ser cantante famosa. Y ahora, dijo su madre, cargos o no cargos, ya no va a regresar.
“Espero que [la otra niña] aproveche la oportunidad que la vida le da, porque además que no le pusieron cargos, está viva y mi hija no”.