California: Salvando a Paul

“Quiero dejar de fumar”, me imploró Paul Wells, de 23 años de edad, a quien conozco desde que era un niño. Llegó a los cinco años de Polonia con su hermano y hermana después de un largo proceso de adopción.

Ni el prestigio de su escuela, University High School en Irvine, ni el amparo de su madre adoptiva, quién le dio todo, incluyendo educación privada, ni las recomendaciones pudieron protegerlo del vicio del cigarro.

Paul empezó a fumar a los 15 años. Desde entonces no ha habido un solo día en que sus dedos rebusquen dentro de esa cajita maligna de cartón esos envueltos nocivos de papel blanco que día a día envenenan su cuerpo y entorpecen su mente.

Mientras no exista un programa especial de prevención contra el tabaco en las escuelas, jóvenes adolescentes como Paul serán presas fáciles de quienes reditúan millonarias ganancias por medio de la venta del cigarro.

“En mi escuela nunca hubo una clase especial de prevención”, me dijo.

En vez dosificarlos, los programas de prevención han sufrido serios reveces desde que fueron implantados. En 1998, el conjunto de los estados de la nación fue beneficiado con $246,000 millones en un lapso de 25 años debido a una demanda que puso en tela de juicio la perversión de la industria tabaquera.

Se prevé que en este año los estados percibirán 25,600 millones en impuestos y en la recolección de indemnizaciones. Empero, solo $456.7 millones (1.8%) serán utilizados en programas de prevención para menores.

Por el contrario, un reporte de la Comisión Federal de Comercio, en 2008 indicó que las tabacaleras gastaron alrededor de 10,500 millones de dólares en la comercialización de sus productos. Por cada dólar que gastaron los estados en prevención, los tabaqueros invirtieron 27 dólares en mercadotecnia.

Tenemos la responsabilidad de velar por la salud de las nuevas generaciones. A los ojos de la industria tabaquera, la niñez y los jóvenes son el meollo de sus ganancias a futuro.

La Proposición 29 busca proteger a los jóvenes del cigarro y darle una estocada letal a la industria del tabaco. En Junio, el electorado de California estará votando por un impuesto de un dolar a la caja de cigarros. La recaudación de $850 millones por año será utilizado en programas de prevención e investigación del cáncer, entre otros.

Los mismos gerentes tabaqueros reconocen el efecto del gravamen. “Cuando los impuestos [al cigarro] suben, la industria pierde en volumen y ganancia debido a que muchos fumadores dejan de comprar [cigarros]”, comentó Ellen Merlo de Philip Morris. Por eso recaudaron cerca de $40 millones para hacer frente a la Propuesta 29.

Para Paul Wells, dejar de fumar ya no es una decisión personal. Se da cuenta que necesita de un programa especial de rehabilitación. La Proposición 29 también le ofrece mecanismos de rehabilitación para dejar el habito.

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