Lo que el mundo destruye se repara en Facebook

Al estilo San Francisco, comerciantes se reponen de daños causados por vándalos en la calle Valencia

SAN FRANCISCO.- Si a la menor provocación se coloca gafas obscuras y su memoria más preciada es la de su celular o su computadora, entonces se sentirá como en casa en la calle Valencia, uno de los corredores comerciales que mejor definen la cultura de San Francisco, incluido el alto costo de la vida.

El lunes 30 de abril la casa grande fue atacada. La condena fue casi unánime. Y la manera en que se emprendió la reparación de los daños, muy propia de la comunidad que suele caminar o recorrer en bicicleta la Valencia, en la Misión.

Esa noche, participantes en una reunión que el movimiento Occupy sostenía en el parque Dolores se lanzaron a la destrucción de locales comerciales, autos y propiedad pública. En las calles 18, Valencia e incluso Mission -vía paralela y próxima, aunque aún distante en pretensiones- la barbarie dejó huella de su paso.

“Gente blanca destruyendo propiedades de gente blanca y gritando: ‘hombre blanco vete a casa'”, resumió un usuario de YouTube. Al menos hay dos videos que muestran en parte los hechos.

La revuelta inició a las 9:11 p.m., según el reporte policiaco. En 20 minutos, la horda, que algunos testigos calcularon entre 100 o 150 individuos, había causado daños que se valúan entre los 20 o 40 mil dólares; aunque el alcalde Ed Lee, en su primera reacción ante los hechos, habló de “cientos de miles de dólares”.

A las 7:32 a.m. del 1 de mayo, cuando aún eran visibles sobre la Valencia vidrios rotos de múltiples escaparates destruídos, hora en que trabajadores latinos limpiaban las fachadas de los restaurantes que tardes y noches se atestan de gente blanca, Ben Blumenfeld pensó en voz alta, en Twitter: “Debemos reunir dinero para ayudar a reparar las fachadas de esas tiendas. Esta es nuestra comunidad”. Y así lo hizo.

Blumenfeld es diseñador, trabaja para Facebook. Dice que su tarea en esa compañía consiste en guiar a medio billón de personas a través de un producto siempre cambiante. Y agrega, irónico, en la mini biografía de su cuenta de Twitter (@blumenfeld): “Relajado”.

Para las 5:22p.m., Blumenfeld compartía, otra vez a través de Twitter, una página de We Pay -una compañía, también con base en el Área de la Bahía, que entre otros servicios permite recolectar pagos y donaciones vía internet-. Invitaba a juntar 10 mil dólares para ayudar a los comercios vandalizados a reparar los daños. En cinco días, ya se había reunido el 85% de la meta.

“Ben Blumenfeld ha demostrado un verdadero espíritu comunitario, saliendo al paso y ofreciendo a la comunidad una manera de ayudar a esos pequeños negocios”, comentó el fiscal de distrito, George Gascón, quien para el viernes 4 se había sumado ya a la promoción de la iniciativa -él mismo donó dinero a través de We Pay-.

Gascón visitó la calle Valencia, el mediodía del 4 de mayo. Acompañado de algunos comerciantes afectados, ofreció una conferencia de prensa. Un día antes, mediante un boletín de prensa, había dicho:

“Soy uno entre los millones de norteamericanos que apoya el derecho a manifestarse y coincide con la intención original del movimiento Occupy de denunciar a las instituciones financieras y cómo propician inequidades económicas. Pero el vandalismo insensato y la violencia de abril 30 y mayo 1, sin embargo, han rebasado la línea”.

En mayo 1, con motivo del Día del Trabajo, las protestas de Occupy continuaron. En San Francisco, algunos afiliados al movimiento tomaron un edificio en la calle Turk. Cuatro fueron responsabilizados de delitos menores; uno más fue acusado por la fiscalía de distrito de cinco delitos graves.

El 3 de mayo, Wells Fargo anunció la donación de 25 mil dólares a los comerciantes de la calle Valencia, también para reparar los destrozos. Fundada en Nueva York en 1852, la base de operaciones de Wells Fargo es San Francisco. Es uno de los villanos favoritos de Occupy. La repentina ayuda a los comerciantes fue interpretada como burdo interés por mejorar su imagen. Siendo generosos, sin embargo, podría decirse que se comportó tan solo muy al estilo local.

Más: ElMensajero.com

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