Matrimonio: Paso hacia la igualdad
Por fin el Presidente Obama se sacó la papa caliente de la boca -¡albricias!- y declaró que ya está convencido de que los homosexuales tienen derecho a casarse.
Y no pasará mucho tiempo antes de que los rayos y centellas disparados de púlpitos y altares nos enceguezcan y el aleteo de fatalidad inminente en las cuevas de murciélagos de la extrema derecha nos ensordezca.
Pero reacciones inesperadas también se han manifestado. Shep Smith, ancla de un programa noticioso en la superconservadora cadena Fox, exclamó: “¡Al fin el Presidente ha entrado en el siglo XXI!”. Y así es. Bienvenido Señor Presidente.
Siempre me ha intrigado el porqué este issue [asunto] causa tanto alboroto, sobre todo entre religiosos y derechistas. Unos olvidan que todos somos hijos de Dios. Los otros olvidan su propio credo que dice que el Gobierno no debe intervenir en asuntos privados.
El argumento de que el matrimonio es “sagrado” hace tiempo quedó desmentido. El 50% de las alianzas tradicionales terminan en divorcio. Un 34% de los niños en este país se crían en hogares con un solo padre, principalmente madres solteras, ya que son los papás quienes tienden a desaparecer, estén casados o no. Cientos de miles de niños están en lista de espera para ser adoptados.
Mientras, hay parejas gay que desean formar una familia y adoptar o tener hijos propios a través de inseminación artificial u otros métodos. Cómo estos deseos de normalizar relaciones afectan a las parejas tradicionales o la seguridad nacional o el índice de valores en Wall Street es un misterio que nadie puede explicar lógicamente.
La palabra clave es “tradición”. Pero la tradición es un arma de doble filo. Tradición fue esclavizar a una raza. Tradición fue que los negros tenían que sentarse al fondo del autobús. Tradición fue que las mujeres no podían votar. Tradición fue cortarle la mano a un ladrón por robar una hogaza de pan.
Las tradiciones son aceptables hasta tanto la mayoría diga que ya no son aceptables. En Estados Unidos más del 60% de la población está a favor del derecho de los homosexuales a casarse, lo que ven como un derecho civil. Ha llegado la hora de archivar el tema donde pertenece.
Pero esto no quiere decir que punto final y se acabó la discusión. Después de todo, estamos en un año de elecciones presidenciales. La declaración del Presidente puede impactar a su base afroamericana. Los evangélicos negros son fuertemente antigay y muchos todavía hasta piensan que la homosexualidad es una “enfermedad” que se puede curar.
Algunos se preguntan: “¿Que diría Jesús?”. Pero ya sabemos lo que dijo: “Amaos los unos a los otros”.
Pero más allá
del papel que esto juegue en los bancos de las iglesias o en las urnas electorales, esperamos que las palabras del Presidente contribuyan a que no más padres rechacen a sus hijos por ser homosexuales y que ni un adolescente más decida quitarse la vida por ser acosado en la escuela por lucir o actuar afeminado.
Estas dos cosas son las más dolorosas, las que causan las heridas más profundas que en muchos casos no dejan de sangrar a lo largo de toda una vida.