Gracias, Carlos Fuentes
La muerte de Carlos Fuentes deja un vacío en la cultura y la política de México
La muerte de Carlos Fuentes, escritor y pensador mexicano de primer orden, deja un vacío cuyo contexto es de relevancia a la vez individual e histórica.
Su partida duele por ser la pérdida del que fue acaso el mayor novelista mexicano del siglo XX, reconocido internacionalmente como uno de los pilares del llamado boom latinoamericano. Muchos tuvimos en Fuentes una ventana formidable para conocer y ejercer la literatura en español, con todos sus vastos logros y sus aún mayores posibilidades.
Su partida se resiente porque con él se fue una voz lúcida y crítica, fuerte y directa, que señaló los males de México y el mundo y anunció las grandezas pasadas, presentes y por venir de su patria mexicana. En esta época de turbulencia e incertidumbre, la presencia de Carlos Fuentes hará mucha falta en un México necesitado de ideas claras y convicciones firmes.
Con todo, él estaba convencido del enorme potencial de México y de un gran cambio que se avecina. Fuentes me lo dijo en una entrevista que le hice en 2010: “los protagonistas del futuro no van a ser los de hoy, van a ser gente muy nueva con soluciones nuevas para el país […] Hay una especie de vacío por el momento pero lo van a llenar las generaciones futuras”.
Los detalles de una transformación así son aún inciertos, pero es claro que el cambio es necesario y urgente. La propia muerte de Fuentes es en este sentido un cierre de ciclo, una frontera. Hará falta su lucidez en ese camino pero la ruta está marcada.
A Carlos Fuentes el escritor, el intelectual crítico, el maestro, le doy las gracias y prometo seguir leyéndolo.