Son un peligro las calles de Los Ángeles
Ha aumentado el número de peatones que ha perdido la vida en la ciudad
Llovía a cántaros en el Valle de San Fernando. Quizás por eso, en aquella mañana de marzo, el conductor de una camioneta Nissan Frontier no pudo ver que la señora Virginia Ramírez, de 79 años, intentaba a paso lento cruzar el bulevar Glenoaks y la atropelló violentamente.
Herida de gravedad y tendida en el pavimento, la anciana fue embestida poco después por otro auto, un Chevrolet Monte Carlo, que era manejado por una mujer. Ninguno de los choferes se detuvo para prestar auxilio a Ramírez, quien se dirigía a misa. La mujer fue declarada muerta en la escena.
Ambos conductores ahora son buscados por las autoridades, ofreciendo incluso una recompensa de $50,000 a quienes proporcionen información que conduzca a su captura y dé alivio a los familiares de la víctima. “Aún hay muchas preguntas sin respuestas”, dijo su sobrino Homero Valencia.
Con la muerte de Ramírez suman ocho los casos de peatones que han perdido la vida en el Valle de San Fernando, una de las zonas menos amigables con los transeúntes, según reportes, en lo que va del año. Es, además, uno de los 400 incidentes anuales en esa jurisdicción donde huye el responsable de un accidente, algo que en inglés se conoce como “Hit-and-Run”.
“La mayoría son accidentes menores, pero también hemos visto los que han terminado con una fatalidad, como ocurrió con esta pobre mujer que cruzaba la calle”, dijo el capitán Ivan Minsal, responsable de la División de Tráfico del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) en el Valle.
Las buenas condiciones del pavimento, la amplitud de sus calles y la extensión de sus cuadras han convertido al Valle en una zona donde son comunes las infracciones por exceso de velocidad. Paradójicamente, por estos motivos, el Concejo Municipal debe elevar constantemente los límites de velocidad en esas vialidades para justificar el uso dispositivos que miden cuán rápido es conducido un automóvil.
Eso, no obstante, habría derivado en más percances fatales en el camino. Desde el 1 de enero, 18 personas han fallecido en accidentes en esa región, con 1.7 millones de habitantes y casi 2,900 millas de calles. El 2011 cerró con 58 muertes.
“Es un problema serio. En mis diez años como concejal he visto un crecimiento de los casos de responsables de accidentes que huyen”, indicó Richard Alarcón, representante del Distrito 7 del Ayuntamiento, que abarca las comunidades del noreste del Valle.
Los Ángeles, considerada la segunda ciudad más peligrosa del país para los peatones, por las más de 2,500 muertes registradas en las últimas cinco décadas.
Por ejemplo, del 1 de julio de 2010 al 30 de junio de 2011, hubo 2,061 accidentes con peatones, casi 660 menos que en el ciclo 2008-2009, según las estadísticas que el LAPD envía al Sistema Estatal Integrado de Reportes de Tráfico (SWITRS).
Sin embargo, la cifra de muertos ha ido a la alza. El año pasado perdieron la vida 63 personas, esto representó seis fatalidades más que en el período 2009-2010, cuando hubo casi 600 incidentes más (2,657 en total).
El dato podría interpretarse como un aumento de los percances más violentos, como choques a alta velocidad o situaciones en que el automovilista estaba muy distraído.
En el Valle de San Fernando ya se preparan para la temporada crítica, el verano, cuando suele dispararse el número de accidentes, atropellamientos y conductores imprudentes que abandonan a sus víctimas.
“El mensaje para los peatones es que se detengan, miren y escuchen antes de seguir caminando en las intersecciones”, dijo el capitán Minsal, quien también hizo una recomendación a los automovilistas. “Tenemos que compartir el camino; no debes enviar mensajes de texto y manejar, ni beber y manejar”.
El concejal Alarcón, cuyo hijo perdió la vida luego de ser atropellado por un conductor sin seguro vehicular, atribuye el ascenso de casos denominados Hit-and-Run en el Valle de San Fernando a que hay más personas que manejan sin licencia de conducir por ser indocumentadas.
“En este caso [el fallecimiento de la señora Ramírez] no sólo pienso en la familia, sino en qué motivó a alguien para huir sabiendo que había herido a una persona”, dijo el concejal. “El gobierno [estatal] tiene la responsabilidad de reconocer que el asunto de las licencias de conducir es sobre seguridad pública, no sobre inmigración”, agregó.