OEA aprueba Carta Social
El presidente de Ecuador fue el protagonista con ataques a prensa
COCHABAMBA, Bolivia), (EFE).- La Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó ayer una “Carta Social de las Américas” para promover los derechos colectivos, pero el presidente de Ecuador, Rafael Correa, fue el protagonista de la jornada con ataques a la prensa, las oenegés y la misma OEA, entre otros.
La Asamblea General del organismo continental emitió en la ciudad boliviana de Cochabamba, tras seis años de debate, esa Carta Social que, según varios ministros, complementa la Carta Democrática Interamericana, que establece que la democracia es esencial para el desarrollo.
La Carta Social, que aún necesita un plan de ejecución para aterrizar en la realidad, señala que “los pueblos de América tienen una legítima aspiración a la justicia social y sus Gobiernos la responsabilidad de promoverla”.
Frente a esos conceptos genéricos, sin metas concretas ni plazos de aplicación, Correa puso el picante en la primera jornada de trabajo de la Asamblea, al reiterar con verbo encendido sus ataques a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
A los medios de comunicación los acusó de manipular, mentir e injuriar “día a día”.
También lanzó invectivas contra la misma OEA, contra las oenegés de los países desarrollados y contra quienes “satanizan” a los Estados y la política pública.
El mandatario, el único presidente además del anfitrión, Evo Morales, en esta cita de cancilleres, dijo que instituciones como la OEA y la CIDH deben “revolucionarse o desaparecer”, para adecuarse a los cambios políticos en la región, mientras que Estados Unidos y otros países piden tiempo para negociar esas reformas.
Según Correa, los “procesos revolucionarios de Latinoamérica” están “cambiando la relación de poderes en función de las mayorías”, para acabar con Estados que calificó de burgueses, aparentes e incluso “de plastilina”.
Su discurso fue anunciado como “sorpresa” por el canciller boliviano, David Choquehuenca, aunque Evo Morales lo invitó públicamente la semana pasada a exponer a la Asamblea de ministros sus quejas sobre el sistema interamericano de derechos humanos.
Acusó a la OEA de ineficacia ante situaciones “coloniales” como la de las islas Malvinas, las cuales son reclamadas por Argentina al Reino Unido, o el embargo de Estados Unidos a Cuba.
Según Correa, el líder cubano Fidel Castro tuvo razón cuando llamó a la OEA “ministerio de colonias” de Estados Unidos, pero aclaró que no critica al actual secretario, el chileno José Miguel Insulza, sentado a su lado, cuya labor apreció.
Dedicó buena parte de su discurso de una hora al “oenegecismo”, que definió como organismos influenciados por países hegemónicos y el gran capital, empezando por los “monopolios” de la comunicación.
Acusó a la CIDH de operar como una de esas organizaciones no gubernamentales y calificó de “aberrante” que su sede esté en Washington, cuando Estados Unidos no ha suscrito la Convención Interamericana de Derechos Humanos.
Según Correa, la CIDH tuvo un valor histórico en la lucha contra las dictaduras militares de Latinoamérica, pero ahora que estos países, según dijo, “están gobernados por demócratas”, se les trata “peor que a los regímenes dictatoriales”.
“En el ámbito de los derechos, se vive la satanización del Estado y la política pública”, por esas oenegés que, agregó, “por más que se definan como sin fines de lucro, tienen muy claros intereses”.
Los mandatarios a veces son “llevados al banquillo por oenegés sin ninguna representatividad”, protestó Correa.
En contraste, la secretaria adjunta de Estados Unidos para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, pidió ayer consenso y no imposiciones en las reformas del sistema interamericano de derechos humanos.
En una entrevista con Efe y otras dos agencias internacionales, Jacobson dijo que es optimista sobre un consenso para continuar el diálogo con participación de la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sin que algunos gobiernos impongan “tan pronto” sus opiniones sobre los cambios del sistema.
“Todos nosotros queremos, sí, reformar y perfeccionar la OEA y las instituciones, pero eso significa que tenemos que trabajar constantemente para llegar a un consenso (sobre) cómo podemos implementar ese objetivo”, añadió Jacobson.
Afirmó que el sistema de derechos humanos interamericano es un “éxito para toda la región” y Washington quiere seguir apoyándolo y preservar su independencia y autonomía.