Historia detrás de Compton
La aprobación de la Medida B, empieza con cuatro hombres latinos
La historia detrás del cambio histórico en Compton con la aprobación de la Medida B, empieza con cuatro hombres latinos, que al ver a una candidata latina para el concejo municipal ganar la mayoría de los votos en su distrito pero perder la elección por toda la ciudad, decidieron que ya era tiempo de que las cosas cambiaran.
Ellos fueron un constructor, Luis Landeros, el dueño de un supermercado, Arnold Alatorre y su hijo Richard Alatorre, y un activista de Compton, Pedro Pallan, quienes pasaron a ser miembros del Comité “Sí en la Medida B”. La candidata que corrió sin éxito hace tres años fue Diana Sánchez, la presidenta del comité.
“Después de que Diana perdió en su postulación por el Distrito 3, pensamos que la única manera de que se iba a tener mejor oportunidad de tener un latino en el concejo era cambiar las elecciones en Compton”, contó Landeros, de 41 años a La Opinión.
Todos ellos formaron una comisión que llamaron “Comité para Votar por Distritos”.
De ahí, Richard Alatorre, de 29 años, se puso a buscar un abogado para hacer una demanda contra la ciudad por su sistema de elecciones. Así encontraron a Joaquín Ávila, un abogado de derechos de votantes que creció cerca de Compton y que ya había hecho otras demandas basadas en la violación del Acta de Derechos de Votantes de California de 2001, de la que él fue el autor.
“Nos cobró solo lo que teníamos. Lo demás, lo sacó de su propio bolsillo”, relató Richard Alatorre. “Luego, hablamos con líderes latinos y 70% de los que se hicieron miembros del Comité ‘Si en la Medida B’ no se querían involucrar porque tenían miedo que se iban a ver como racistas”.
El acuerdo hecho al fin del febrero pasado dio la oportunidad para que los votantes de Compton cambiaran el sistema de elecciones. Para empujar la campaña, se unieron Sánchez y otros miembros del Comité “Sí en la Medida B”.
Eventualmente, Ávila y los hombres del Comité para Votar por Distritos encontraron a Felicitas González, una maestra del cuarto grado en la primaria Marian Anderson de la ciudad y Flora Ruiz, del departamento de inglés en la Universidad del Sur de California, para ser demandantes en el caso contra la ciudad en diciembre de 2010.
Arnold Alatorre, de 51 años, dijo que de hecho Ávila los había contactado a finales de los años 80 para hacer una demanda, pero en ese momento no habían suficientes latinos en la población para apoyarlo. Los rumores de que el abogado lo hizo por el dinero son falsos, indicó.
“Ahora que los latinos son la mayoría de la población, era la hora”, expresó. “Antes no podíamos entrar al campo de juego. Ya se ha nivelado un poco el campo de juego”.
Luego, a mediados del 2011, Ávila sirvió como abogado para Landeros y su hermano en otra demanda similar contra el Compton Community College District, que también inició un acuerdo.
Y tienen sus ojos en lo próximo: “Tomando en cuenta la historia de la presencia ausente de los latinos en el Sistema Escolar Unificado en Compton, ciertamente es algo para considerar”.