Obama recauda en Silicon Valley y Romney en Wall Street
Los demócratas, que en sus primeros años de gobierno aprobaron los rescates del sector financiero y ahora quieren leyes más estrictas de supervisión, han perdido el favor de la banca
Washington – Llegar a la Casa Blanca no solo exige carisma sino unas arcas bien pertrechadas. El presidente de EEUU y candidato a la reelección Barack Obama ha engordado las suyas en Hollywood y Silicon Valley y su rival Mitt Romney en Wall Street.
Según datos de la página web OpenSecrets, las corporaciones u organizaciones que más dinero aportan a la campaña de Obama son, por este orden, Microsoft, la Universidad de California, el bufete de abogados Dla Piper, el gigante de internet Google y la Universidad de Harvard.
Estos cinco grandes donantes han destinado a la campaña de Obama unos $1,7 millones.
El actual presidente cuenta con las donaciones de gigantes tecnológicos, de abogados, aseguradoras de salud, actores o productoras de Hollywood, como Time Warner, Dreamworks o Miramax, según datos que también recopila la web InfluenceExplorer.
Por su parte, los cinco primeros donantes de Romney son Goldman Sachs, JP Morgan, Morgan Stanley, Bank of America y el grupo bancario Credit Suisse Group, cuyos empleados y directivos han destinado fondos al exgobernador de Massachusetts, que será designado la próxima semana candidato oficial republicano.
Las cinco empresas han sumado $2,5 millones para Romney, mientras que si se desciende en la lista siguen apareciendo bancos como Citigroup, Bank of America, Barclays o la consultora PricewaterhouseCoopers.
“Saber quiénes son los que apoyan con dinero a los candidatos presidenciales de Estados Unidos permite conocer los intereses que están detrás”, indicó a Efe Sheila Krumholz, directora ejecutiva de Center for Responsive Politics (CRP), centro encargado de vigilar la financiación de políticos y responsable de la web OpenSecrets.
Sitios web que recopilan los datos de donaciones que las campañas presentan a la Comisión Federal Electoral (FEC) como OpenSecrets permiten hacerse una idea de quiénes son los grandes donantes e intereses que mueven unas elecciones que se estiman rondarán los $6,000 millones recaudados entre los dos grandes partidos, los candidatos y grupos externos.
Serán, según esos pronósticos, las elecciones más caras de la historia estadounidense.
Obama lleva acumulados unos $350 millones en lo que va de ciclo electoral, mientras que Romney ronda los $193 millones, fondos a lo que se suman las donaciones para campaña a nombre de los partidos y la aportación ahora más significativa que en 2008 de grupos independientes.
El presidente Obama ha fortalecido lazos en estos cuatro años en la Casa Blanca con la industria tecnológica de California, y ahora las donaciones de personas vinculadas con empresas con base en Silicon Valley, como Google, Apple o Facebook, son esenciales.
Hollywood es otro de los que apuesta por la reelección del presidente en estas elecciones y firma generosos cheques a nombre de la campaña del presidente o del Partido Demócrata.
En 2008, Obama, por aquel entonces senador por Illinois y la esperanza del “cambio”, recibió un gran apoyo de donantes de Wall Street, los mismos que hoy se inclinan por nutrir de dólares la campaña de Romney.
Las firmas de inversión y banca son las que más han contribuido con diferencia a la campaña de Romney.
Los demócratas, que en sus primeros años de gobierno aprobaron los rescates del sector financiero y ahora quieren leyes más estrictas de supervisión, han perdido el favor de Wall Street en estas elecciones.
Según los datos recopilados por OpenSecrets, el sector de inversiones y banca ha dado a políticos republicanos (con Romney a la cabeza) y organizaciones conservadoras $56 millones, frente a los $35 millones destinados al lado demócrata.
Pese a la cantidad de datos disponibles, Krumholz considera que la aparición de nuevos grupos independientes, conocidos como “súper PAC” en 2010, y de entidades sin ánimo de lucro afiliadas más opacas hacen que cada vez sea más complejo analizar los intereses y los millones que aupan a los políticos estadounidenses.