Lecciones de Lupe

El mes pasado, nuestra comunidad perdió un símbolo del entretenimiento y una luchadora incansable de los trabajadores con discapacidad, las mujeres que sufren violencia doméstica y personas con el VIH/SIDA. Y yo perdí una amiga de más de 20 años.

Lupe Ontiveros fue una actriz y activista. Ella utilizó su gran talento para hacernos reír y llorar. En sus obituarios se reportó que en la televisión y en las películas, ella fue elegida para interpretar a una criada casi 300 veces. Lupe estaba orgullosa de eso. Una vez le dijo a un entrevistador, “He dado a cada empleada doméstica que he interpretado mi alma y mi corazón”.

Lupe les dio a las criadas la dignidad y el respeto a través del entretenimiento.

Como la Secretaria de Trabajo yo estoy tratando de hacer lo mismo, a través de la aplicación de nuestras leyes laborales. En los últimos tres años, el Departamento de Trabajo ha tomado medidas agresivas para proteger los derechos de trabajadores vulnerables y de bajos salarios, como las empleadas domésticas. Nos estamos asegurando de que reciban los salarios que están legalmente adeudados y el respeto que merecen.

Desde 2009, mi División de Horas y Salarios ha realizado más de 31,500 investigaciones en todo el país y hemos recuperado cerca de $169 millones en salarios atrasados para unos 270,000 trabajadores.

En Texas, una investigación reciente recuperó miles de dólares en salarios atrasados para criadas cuyo empleador hizo descuentos ilegales de sus salarios. Del mismo modo, en un hotel en Dakota del Sur, ayudamos a los trabajadores recuperar los honorarios de una aplicación que habían sido sacados de sus salarios. Y en Illinois, recuperamos más de $500,000 en salarios atrasados ??y multas.

También estamos formando acuerdos con los consulados de países Centroamericanos y de América del Sur, para que los trabajadores tengan un lugar seguro para obtener información y reportar abusos.

A través de sus interpretaciones Lupe Ontiveros nos dio una lección importante: que el trabajo es algo más que una fuente de ingresos, es también una fuente de dignidad. En el Departamento de Trabajo de los EE.UU. estamos aprendiendo de esa lección y aplicándola todos los días.

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