Hay que reelegir a Obama
El mandatario presenta una mejor visión del futuro para todos en EEUU
Ahora que se aproxima el 6 de noviembre, no hay una opción más clara para los votantes hispanos que volver a elegir al presidente Barack Obama.
La comparación entre Obama y el candidato republicano, Mitt Romney, muestra un gran contraste ideológico sobre cuál debe ser el rumbo de Estados Unidos. Son dos visiones distintas en lo económico y en lo social. La del Presidente es inclusiva, mira para adelante, promueve un crecimiento sin dejar rezagados. La del exgobernador es divisiva, sus propuestas son las mismas que han llevado a la gigantesca disparidad de riqueza.
Durante su primer período, Obama trabajó duro en todos los frentes. Se esforzó por unir a una nación al borde del colapso financiero desencadenado por la crisis hipotecaria y de ejecuciones judiciales. Obama también cumplió sus promesas clave: retiró y trajo a casa las tropas estadounidenses de Irak y consiguió terminar con Osama Bin Laden, responsable de haber maquinado los ataques del 11 de septiembre.
A pesar de la fuerte oposición, el Presidente logró aprobar una ley sobre la atención médica que extiende los beneficios a muchas personas de nuestra comunidad. Por la Ley de Atención Médica Asequible (ACA) u “Obamacare”, ahora nueve millones de latinos tienen beneficios médicos, quienes hasta el presente no tenían ningún tipo de cobertura médica. Esta medida que tiene un impacto clave en la comunidad que sufre el índice más alto de falta de cobertura médica del país.
En el tema médico también hay una gran diferencia entre los dos candidatos en cuanto a la salud reproductiva de la mujer. Con Romney, ellas corren el riesgo de perder el acceso a servicios importantes en su seguro médico provisto por el trabajo, como la opción de decidir sobre su cuerpo y salud.
El índice de desempleo entre los hispanos continúa siendo superior al promedio nacional.Sin embrago, desde febrero del 2009, esta tasa ha descendido de 11.1% to 9.9%. Obama ha dado pasos fundamentales, como invertir miles de millones de dólares en programas de capacitación laboral en los centros universitarios comunitarios a fin de ayudar a los latinos a tener acceso a mejores empleos.
El Presidente reconoce las necesidades de nuestra comunidad y la excelencia de los hijos e hijas que hemos contribuido a este país. El nombramiento histórico de la jueza Sonia Sotomayor a la Suprema Corte es el ejemplo más claro.
Obama se merece un segundo período. Pagaremos un precio muy alto si no le damos nuestro voto.
En 2008, la gran mayoría de los hispanos dio su apoyo al senador Obama para que se convirtiera en presidente. Mucho de este apoyo se basaba en la promesa de que lograría una reforma migratoria significativa y humanitaria. Hemos sentido una gran desilusión por esta promesa incumplida. Pero también reconocemos que los republicanos hicieron de todo, menos ayudar a resolver esta situación. Y continuamos creyendo que esta reforma tiene mayor probabilidad de ocurrir bajo la presidencia de Obama que de una Administración Romney.
La mayor desilusión fue en la inmigración. La ambiciosa promesa de tener una reforma integral en el primer año chocó primero con la emergencia económica y después con las realidades políticas del Congreso. Lo injustificable es la improvisada implementación del Gobierno federal del programa Comunidades Seguras que desvirtuó el principio original de seguridad pública. En lo bueno, también contamos con la reciente decisión de Acción Diferida que da, al menos, un tranquilidad a millones de jóvenes.
Aquí el resultado es mixto en el mejor de los casos, pero la alternativa de Romney es la autodeportación, y las leyes estatales como las de Arizona, en que el indocumentado es visto como un peligro en vez de un aporte.
Más allá de toda la experiencia empresarial que contribuiría para encarrilar la economía, Romney ha dicho entre poco y nada sobre el impacto de los inmigrantes como una diferencia positiva para el crecimiento de nuestro país. Esto, considerando la Alianza para una nueva economía estadounidense que enfatiza la aprobación de una media de legalización, como la “DREAM Act”, contribuiría con 329 mil millones de dólares a la economía nacional.
La dura realidad es que Romney no ha trabajado para ganarse la confianza de los latinos. Si quedara a criterio de Romney, la jueza Sotomayor no sería parte de la Corte Suprema. El candidato republicano ha dicho que de haber tenido la oportunidad, habría votado en contra de su nombramiento.
Dado que ni este candidato ni su campaña ni el partido han intentado conectar con los hispanos, no podemos dejar de preguntarnos si bajo su presidencia los temas de los latinos quedarían relegados a un cajón en la Casa Blanca.
Finalmente, creemos que la visión de presidente es realista y está bien sustentada. Por ejemplo, en la la necesidad de tener una industria de manufactura del siglo 21 que provea buenos empleos. Que el déficit fiscal se enfrente con una combinación de recortes de gastos y aumento de impuesto y que el déficit de infraestructura humana y material se combate con inversiones en educación y en proyectos. Es importante enfrentar la deuda, pero aun más es fortalecer la economía a través del estímulo de la demanda.
El país, considerando toda su diversidad y disparidad económica, necesita un comandante en jefe que sea el Presidente de todos. Necesitamos un presidente que muestre coherencia y que haga frente a los temas más difíciles.
Obama tiene el talento, la visión y la experiencia que augura cosas buenas no solo para los latinos, sino también para el futuro de nuestro país.