La Mara Salvatrucha vista desde adentro

Profesor de USC investigó a la pandilla durante más de 16 años

Como antropólogo de la Universidad USC, el profesor Thomas Ward estudió durante 16 años a los maras.

Como antropólogo de la Universidad USC, el profesor Thomas Ward estudió durante 16 años a los maras. Crédito: <copyrite>La Opinion</copyrite><person> Ciro Cesar< / person>

Desde adentro, desde las entrañas del barrio, tanto en Los Ángeles como en San Salvador, Thomas Ward ha conocido a la que es considerada la pandilla más peligrosa del mundo: La Mara Salvatrucha.

Como antropólogo de la Universidad del Sur de California (USC), el profesor Ward estudió durante 16 años a los maras, algunos de ellos desde “el brinco” (iniciación) y hasta que decidieron salir de la pandilla.

Su interés por este grupo social empezó en la década de los 90, luego de haber realizado una investigación sobre los refugiados salvadoreños, una tesis a la que llamó El precio del temor.

La Mara Salvatrucha o MS-13, cuenta el profesor Ward, empezó en Los Ángeles como una pandilla “stoner, jóvenes refugiados de El Salvador que se juntaban para fumar marihuana, que solían traer el pelo largo y escuchar “heavy metal“.

“En los 80 esos grupitos empezaron a llamarse ‘Mara Salvatrucha Stoners’ y con la ola de inmigración de Centroamérica empezaron a integrarse más y más jóvenes a la pandilla, muchos de ellos con entrenamiento militar o de las guerrillas, quienes habían sido testigos de la violencia y visto muchos cadáveres”, dijo en entrevista para La Opinión.

Luego de los inevitables pleitos callejeros, muchos empezaron a caer en la cárcel, donde tuvieron que cortarse el pelo, hacerse tatuajes y vestir al estilo ‘cholo’, cuenta el autor del libro Pandillas sin fronteras.

A partir de 1994, el Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) formó una unidad para deportar a los pandilleros salvadoreños y fue entonces que la Mara Salvatrucha llegó a Centroamérica.

“Así creció, en dos o tres años se formaron clicas por todas partes”, mencionó.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) considera que la MS-13 tiene presencia en 40 estados del país.

“Pero habría que diferenciar que la clica en Idaho o Nebraska no tiene trato con las clicas en Los Ángeles; la mayoría son jóvenes que sólo se la pasan tomando alcohol y pintando graffiti”, aclaró.

La investigación que realizó Ward, estableciendo vínculos de confidencialidad con líderes pandilleros, a los que denominan “hardcores“, le costó amenazas de muerte que estuvieron a punto de cumplirse.

Y es que los pandilleros en un momento llegaron a pensar que se trataba de un agente policíaco infiltrado y sintió el frío metal de la pistola en la cabeza.

“Pero sólo me advirtieron que me estaban investigando y que me iba a matar si descubrían algo”, recordó aquel día de la amenaza que lo dejó temblando durante todo el día y sintió que el corazón se le bajaba al estómago.

Una de las conclusiones a las que llegó este antropólogo, es que entre más involucrados estén en la pandilla, mayores daños serán los que sufran.

“La estructura de la Mara Salvatrucha es muy compleja, depende de las clicas, dónde se ubiquen”, explicó Ward. “Hago la definición de que tienen un tipo de sistema ‘democrático anárquico’, cada miembro en una reunión tiene un voto y cuando van a hacer un jale, como un ‘drive by shooting’, la mayoría tiene que estar de acuerdo, si no no pueden hacerlo, de lo contrario habrá ‘corte’, que es una golpiza”.

El 13 que se utiliza en la pinta, señaló, se refiere a la décimo tercera letra del alfabeto, que es la M, la cual alude a la Mafia Mexicana o “La Eme”.

“Cualquier pandilla latina del Sur de California que se identifique con el 13, está bajo la protección y mando de la Mafia Mexicana en las cárceles”, indicó.

En 1997, dijo Ward, acordaron con los dirigentes de “La Eme” para pagar impuesto dependiendo de la droga que hubiera en la calle y por ello empezaron a usar el 13, aunque en El Salvador no utilizan el número porque no están bajo la influencia de la Mafia Mexicana.

“Más del 90% llega a la madurez de decidir que esa vida en la pandilla no tiene futuro cuando ya tienen alrededor de 25 años, que es cuando el cerebro se está desarrollando completamente, es cuando las personas empiezan a hacer mejores decisiones, y es por ello que eventualmente saldrán de la pandilla”, apuntó.”Por eso es muy importante como sociedad prevenir y ayudar a los jóvenes a tener opciones de vida”, agregó Ward. “Hay que ofrecerles opciones, educación, trabajo, recreación, deportes y ayuda familiar, siempre con la voluntad de los padres”.

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#ElSalvador maras pandilleros

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