Inmigrante mexicano se salva de la deportación

Ulises Guerrero entró al país con visa de turista, pero lo descubrieron trabajando en la fábrica Micro Solutions Enterprises de Van Nuys por lo que enfrentaba una virtual deportación y ahora su caso está pendiente gracias a un juez

Ulises Guerrero con su pareja Sandra Zamora, momentos antes de entrar a su cita con un juez de Inmigración.

Ulises Guerrero con su pareja Sandra Zamora, momentos antes de entrar a su cita con un juez de Inmigración. Crédito: J. Emilio Flores / La Opinión

El ruido de las puertas giratorias en la frontera de San Ysidro a Tijuana parecía resonarle en la cabeza a Ulises Guerrero. Ya se imaginaba caminando rumbo a la ciudad de la que salió hace once años. Tal vez comer unos tacos o pasear por “La Revu” serían algunas de las primeras cosas que haría, porque daba por hecho que lo echarían del país. Pero no.

El juez de la Corte de Inmigración de Los Ángeles, Robert E. Coughlon, le concedió un tiempo adicional para determinar de de qué manera puede quedarse legalemente en el país.

Ulises, de 33 años de edad, tiene ahora una extensión de seis meses para su caso.

El inmigrante mexicano es uno de los 138 trabajadores que hace cinco años fueron arrestados por la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) en la redada a la fábrica Micro Solutions de Van Nuys.

En la audiencia reciente otros dos trabajadores detenidos en aquel operativo estuvieron presentes.

A estos últimos se les podrá conceder la discreción procesal en una próxima cita con el juez de inmigración para que no sean deportados.

A pesar de que se habia vendico la fecha límite que la fiscal de ICE había solicitado para la deportación, el juez Coughlon pidió al abogado de Ulises que buscara otra opción de alivio para su cliente.

El abogado Carlos Martínez explicó que la estrategia para que Ulises pueda permanecer es a través de una petición familiar, casándose con su pareja, Sandra Zamorano, ciudadana estadounidense con quien tiene dos hijos.

Ulises, quien no dejó de mover las piernas durante toda la audiencia por el nerviosismo, comentó que había hecho una maleta y algunos familiares ya lo esperaban en Tijuana.

“Sentí que ya me iban a deportar”, comentó al salir del juzgado. “Pero me salvé”.

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