OK en español ¿o qué?

No tenemos en español un verbo “OKeyar” u “OKecer”. Tenemos ‘aprobar’, ‘dar el visto bueno’

Es fácil comprobar, como arranque, que el "OK" del español y el del inglés son diferentes.

Es fácil comprobar, como arranque, que el "OK" del español y el del inglés son diferentes. Crédito: Morguefile

La cresta de la lengua

La consulta del diccionario oficial del español, el DRAE, nos permite verificar la ausencia de la palabra “OK”: tal cual, o en sus variantes: “O.K.”, “okey”, “oquey”.

Nos sorprende este vacío, sobre todo, porque la Academia presume de fijar lo que dicen los hablantes, y los hablantes dicen “OK”. Si fuese una palabra más de las que nos llueven a diario del inglés no habría de qué sorprenderse; “OK” no es como las demás.

Es fácil comprobar, como arranque, que el “OK” del español y el del inglés son diferentes. Basta con ver que muchos de los usos del “OK” del inglés no existen en español. No tenemos en español un verbo “OKeyar” u “OKecer”. Tenemos ‘aprobar’, ‘dar el visto bueno’, o ‘dar, si así se tercia, el OK’.

Nos asalta una duda: ¿habrá algún tipo de relación oscura entre no estar en el diccionario y que no se diga (el “OK”) en España? Si así fuera supondría alguna manipulación fraudulenta de nuestro idioma dado caso que todos los países hispanos tienen consolidado el “OK” en su patrimonio.

Otra creencia que el “OK” desmonta es la de la falsa percepción de que los anglicismos se circunscriben a invenciones, o a novísimas tecnológicas, o a la puesta en el mercado desde Estados Unidos de productos culturales de consumo internacional. Con esta lógica se justificaría, por ejemplo, “airbag”, que resulta ahora ser una palabra del español, pero no “OK”. No sabemos, dicho sea de paso, por qué no se puede autorizar “almohadilla de seguridad” o algo así. La palabra “OK” no encaja en esta categoría.

¿Cómo es que una palabra tan innecesaria, con equivalentes reconocidos en todas las lenguas, y de contenido tan primario, por elemental, nos ha calado tan hondo en el español? Sabemos además que por contacto tampoco nos ha llegado pues cómo cabría justificar su uso en Argentina, o en Colombia.

Más nos desconcierta que en un programa de Eugenio Derbez que se llamaba Las 5 herencias, releído para el neófito como “las incoherencias”, a los presentadores les causase estupor el que en una telenovela de nombre “María Isabel” unos indígenas dijeran “OK”.

¿Por qué es una incoherencia que un indígena diga “OK”? Yo reconozco que me quedé pensando. ¿Usted lo entiende? Porque a lo mejor eso nos ayudaría a dilucidar el porqué se dice tanto y por tantos el “OK”.

Leo en un espacio habilitado para preguntas que se usa “OK” “por pereza”, porque es práctico.

No alcanzamos a ver cuál es el grado de dificultad de “bien”, “vale” o “de acuerdo”. A mí me suena a “Okinawa”, “pokemon” o “karaoke” por más que me repitan que es parte genuina de nuestra tradición oral anglosajona.

Desde luego “OK” no es un anglicismo más. Tiene un valor iconográfico incuestionable. Pareciera sacado de un mensaje de texto del siglo XXI. ¿Una señal premonitoria del siglo XIX? Es signo que algunos reverencian con más fervor que otros.

¿OK? ¿O qué? Pues bueno, sale y vale.

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