Esconden a cura por Templarios
Obispo no tuvo pelos en la lengua para acusar las fechorías
MÉXICO, D.F. El obispo de Apatzingán no tuvo pelos en la lengua para describir con exactitud lo que ocurre en la región de la Tierra Caliente Michoacana (costa del Pacífico). Ni las canalladas de criminales Templarios, Zetas, Familia o Nueva Generación ni la parafernalia sin frutos del Ejército y Policía Federal.
Despotricó como nunca lo había hecho la Iglesia Católica en el estado que calificó de “Fallido” es decir, donde el gobierno ha perdido el control en una larga carta que remató con nombre y apellido: Monseñor Manuel Patiño Velázquez, precedidos de la cita bíblica: “Aunque pase por valle de tinieblas, yo nunca temeré”.
Más bien, el miedo llegó al gobierno en las últimas horas de las celebraciones de Muertos.
A la casa episcopal se presentaron 40 patrullas de la Policía Federal para llevarse al cura con el fin de “protegerlo de posibles ataques de los Caballeros Templarios”, según dijeron los uniformados al séquito parroquial antes de partir con torretas encendidas, radiocomunicadores al aire.
Ahora no se sabe públicamente el paradero del religioso, pero sus letras sacuden al país como un balde de agua fría por su claridad, agudeza y sinceridad. Son una radiografía de cómo se reparten el botín criminales y autoridades locales con mucha sangre: 920 muertos sólo en ese municipio, según las actas de defunción.
Detalla: la Costa es para la entrada de cocaína y de insumos para droga sintética; la Sierra Madre del Sur y la región aguacatera, para la siembra de amapola y marihuana; las ciudades para el narcomenudeo, cobro de cuotas y asesinatos. Todo “con el creciente rumor de que el gobierno federal está también coludido”.
Patiño no se explica por qué a pesar de la presencia de soldados y policías la efectividad de la estrategia para combatir la delincuencia es casi nula y en seis municipios los habitantes tienen que tomar las armas para autodefenderese.
“Hasta la fecha no hemos visto la efectividad de su estrategia, porque no se ha capturado a ninguno de los capos principales del crimen organizado, aun sabiendo dónde se encuentran; prácticamente en su presencia se extorsiona, se cobran cuotas, se secuestra y se levanta a personas”, reclama.
“Nos llama la atención cómo no han sido capaces de descubrir las casas de seguridad del crimen organizado, y hasta la fecha no hayan liberado a nadie cuando se cuentan por decenas las personas levantadas”.
El lunes, el Ejército tomó el control del puerto de Lázaro Cárdenas, desarmó a 250 municipales y prometió hacer lo mismo en otras entidades vecinas después de varios ataques terroristas por parte de las organizaciones criminales contra gasolineras y la Comisión Federal de Electricidad.