Texans sufren octava derrota consecutiva en casa ante los Raiders de Oakland

La decisión del entrenador en jefe, Gary Kubiak, de sacar al quarterback Case Keenum para darle otra oportunidad a Schaub no fue bien aceptada por la afición.

La decisión del entrenador en jefe, Gary Kubiak, de sacar al quarterback Case Keenum para darle otra oportunidad a Schaub no fue bien aceptada por la afición. Crédito: AP

Si faltaba una gota para derramar el vaso de agua, esa gota llegó en la forma de la octava derrota consecutiva que los Houston Texans sufrieron el domingo ante los Raiders de Oakland, 28-23 en el Reliant Stadium.

El más reciente revés aparentemente ha causado que el nivel de frustración llegue a un grado insoportable que pone el resto de la temporada en peligro de convertirse en la peor en la historia de la franquicia.

Los gritos que intercambiaron el quarterback Matt Schaub y el receptor Matt Scahub poco antes de que terminara el partido ante los Raiders, dejó en evidencia que el ambiente en los vestidores se encuentra desgastado y la temporada difícilmente terminará con resultados positivos.

El sueño se ha convertido en la más terrible pesadilla que ha vivido este equipo. Las ilusiones de llegar al Super Bowl se han ahogado en un mar de decepciones.

La derrota ante los Raiders se escribió básicamente igual que las otras siete, pero el final de esta fue más cruel porque ha quedó evidente que el equipo se encuentra completamente partido.

Queda toda la sensación que los entrenadores no confían en ciertos jugadores y que los jugadores no confían en los esquemas que los entrenadores están mandando a la cancha. Y ahora con el choque entre Johnson y Schaub es notorio que no hay confianza entre los mismos jugadores. Así no se va a poder terminar bien la temporada.

La enfermedad que ha contagiado a los Texans requiere de atención urgente y esto incluye cambios radicales.

La decisión del entrenador en jefe, Gary Kubiak, de sacar al quarterback Case Keenum para darle otra oportunidad a Schaub no fue bien aceptada por la afición, que ha vistó a Keenum como una de las pocas cosas positivas que existen en el equipo. Keenum no se ha visto bien cuando es presionado y fue quizás por esta razón que Kubiak decidió sacarlo en tercer periodo ante los Raiders. Pero a la vez dejó claro que no le tiene confianza al novato para ser el quarterback del futuro. Aunque cabe señalar que el futuro de Kubiak con los Texans tampoco se ve muy prometedor.

Los abucheos de la afición fueron tan abrumadores que los jugadores de los Texans tuvieron que hacer señas para que los aficionados dejaran de abuchear para que Schaub pudiera realizar la jugada ofensiva cuando ingresó al terreno de juego para tomar las riendas del equipo.

La directiva de los Texans tendrá que comenzar a ver qué cambios que se tienen que hacer para garantizar que el equipo quede bien parado de cara a las próximas temporadas y si esto significa que se necesita comenzar a analizar la posibilidad de cambiar de entrenador en jefe entonces es momento de comenzar a buscar candidatos porque ya a estas alturas lo único que le queda por lograr al equipo es tratar de acabar por lo menos con un promedio de .500. También no sería mal idea comenzar a escuchar ofertas para realizar cambios de jugadores que beneficien al equipo a corto y largo plazo.

Los Texans se enfrentarán a un equipo que como ellos, que se encuentra caminando por la calle de la amargura. Los Jaguars de Jacksonville solamente han ganado un partido en lo que va de la temporada y tienen la misma cantidad de derrotas que los Texans (8). Así que este duelo de dos malos equipos es por el orgullo y nada más.

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