Reclusos se gradúan de clases y preparatoria en cárcel de LA
Varios reclusos recibieron su diploma de preparatoria en una graduación muy especial en la cárcel de hombres de Los Ángeles.
Ayer tuvo lugar la ceremonia de graduación de 60 prisioneros del Centro Correccional Twin Towers, de Los Ángeles. Los graduados completaron el programa Encarcelamiento Basado en Educación (EBI). Otros seis graduados también recibieron su título de escuela preparatoria, a través de un programa conjunto con la escuela Charter John Muir.
El 48% de la población carcelaria participa en el programa EBI, informó el comandante Dave Fender. Los prisioneros reciben 12 semanas de cursos de control de la ira, clases para padres y rehabilitación, entre otras.
El coro de EBI cantó durante la graduación y al terminar la ceremonia, hubo un almuerzo y se expusieron piezas de arte, ensayos y poesías escritas por los prisioneros.
“Esta es la primera vez que me gradúo en mi vida”, dijo Richard Veloz. “La mayor parte de mi vida la pasé en prisión, pero este programa cambió mi vida”, confesó. En la actualidad, Veloz es presidente del Club de Sobriedad y aconseja a otros prisioneros. En cinco años, Veloz cumplirá su sentencia y quiere estar preparado para comenzar una nueva vida con su hijo de 2 años y su compañera.
Para Dominic López, esta es su primera vez en prisión y desde un comienzo participó en el programa. “El pasado es pasado y todos nos merecemos una segunda oportunidad”, indicó.
Los oficiales presentes coincidieron en que el programa tenía resultados asombrosos. “He visto una gran diferencia, no solo entre los prisioneros, sino también en mí mismo”, señaló Arturo Gutiérrez, agente del centro correccional desde hace 15 años.
El Teniente Edward Ramírez coincidió con él. “Gutiérrez y yo crecimos en la mismo área de Los Ángeles. Si no hubiésemos tenido el apoyo de nuestras familias y de mentores que nos guiaran, hoy podríamos estar llevando un uniforme distinto”, señaló al referirse al traje que llevan los prisioneros. El teniente recalcó la importancia de reducir la reincidencia en las cárceles. “Queremos que los individuos salgan de la cárcel siendo mejores personas de lo que eran al entrar. No podemos seguir construyendo más prisiones”, indicó.
El teniente recordó el caso particular de un hispano que fue detenido por violencia familiar. “Él sabía que lo que había hecho no estaba bien, pero ese fue el modelo que presenció toda su vida, de su padre y de su abuelo”, contó. Ramírez dijo que el prisionero cambió radicalmente al graduarse del programa EBI y que al cumplir su sentencia le dijo que lo primero que haría sería hablar con sus tres hijas y enseñarles que lo que él había hecho estaba mal y que nunca deberían permitir que un hombre les haga lo mismo. “Una vez cada tanto me fijo si algún ex prisionero ha sido detenido nuevamente. En este caso, nunca regresó a prisión”, dijo.
Los instructores también coincidieron en que el programa no sólo cambiaba a los estudiantes, sino a ellos mismos. Yago Cura, profesor de inglés, dijo que cada mañana los participantes se reunían para leer obras literarias durante media hora y llegaban a escribir ensayos de cinco párrafos. “Uno de los prisioneros me dijo que quería aprender a leer y escribir mejor para poder ver las tareas de sus niños”.
“Cuando comencé el programa era un hombre destrozado”, confesó Joshua Alfano de 22 años de edad. “Pero comprendí que merezco ser un hombre mejor. Para mucha gente somos solo prisioneros, pero hoy somos mucho más que eso, somos graduados. Es la primera vez que mis padres se sienten orgullosos de mí”, concluyó.