Un debate sobre prematuros
Saludl
Tim Armstrong es el villano corporativo del momento por señalar el alto costo de cuidar a bebés enfermos. Pero el jefe ejecutivo de AOL les hizo un gran favor a los bebés prematuros de Estados Unidos, al dirigir la atención nacional a sus pequeñas penurias.
Créanme, nadie habla lo suficiente de los bebés prematuros.
No lo hace la medicina moderna —que ha avanzado en el tratamiento de los neonatos pero no en impedir nacimientos prematuros. Ni tampoco las futuras madres —ni siquiera las obsesionadas con tener un bebé sano durante cada minuto de su embarazo.
Más sobre ese punto en un momento.
Primero, recapitulemos.
Durante una llamada telefónica colectiva con sus empleados, se dice que Armstrong echó la culpa de los cambios en los planes de ahorro para pensiones jubilatorias de la empresa al alza en los costos médicos asociados con la Ley de Asistencia Médica Asequible y al nacimiento, en 2012, de dos “bebés en peligro” cuyas madres eran empleadas de AOL y cuya asistencia supuestamente costó “un millón de dólares” por cada bebé.
Armstrong se disculpó más tarde e incluso revirtió su decisión sobre el pareo de los 401 (k), pero no antes de que la novelista Deanna Fei —esposa de un empleado de AOL que reconoció la situación de su familia en los comentarios de Armstrong-hiciera pública su humillación. Dijo que cuando Armstrong mencionó los problemas de su bebé incurrió en “una violación de la privacidad de mi familia” y en “una total deshumanización de mi hija.”
Bien hecho. Es una gran defensora de los prematuros.
En su artículo de la revista Slate, Fei describió los prolegómenos del nacimiento de su hija: “No había ningún factor de riesgo en mi embarazo. Nunca tuve ningún factor de riesgo para tener un parto prematuro, para no hablar de uno tan extremo como éste. Hasta la mañana en que desperté con trabajo de parto, todo examen indicó que nuestra hija era perfectamente sana.”
Bienvenida al club, mamá. Es una terrible cofradía a la que pertenecer y —para colmo de males- mucha gente cree, equivocadamente, que las madres que tienen bebés prematuros son pobres, de poca educación y poco sanas y que podían (debían) haberlo impedido.
Pero no es así.
Aunque estadísticamente es correcto decir que las mujeres pertenecientes a minorías tienden a tener bebés prematuros más a menudo que las blancas, “el nacimiento prematuro puede ocurrirle a cualquiera,” señala la Clínica Mayo. “De hecho, muchas mujeres que tienen un nacimiento prematuro no tienen factores de riesgo conocidos.”
He tenido tres bebés, los tres nacieron antes de tiempo. Un parto prematuro previo es un factor de riesgo para el siguiente parto, por lo que el segundo y el tercer parto prematuro fueron menos sorpresivos. Pero ese primer bebé corrigió todas mis ideas preconcebidas sobre las causas de los nacimientos prematuros.
Yo pertenecía a la clase media, tenía título universitario, era saludable, tenía peso normal y no fumaba ni bebía. Me alimenté bien, hice ejercicio durante los embarazos y, está de más decir que recibí excelente asistencia médica, que incluyó clases para madres parturientas, en las que mi esposo y yo aprendimos todos los protocolos de emergencia y las herramientas de parto que se utilizan para dar a luz un bebé con problemas.
Nada nos preparó para tener que comprender realmente la jerga médica y reconocer todo el equipo que necesita un bebé prematuro con problemas sólo para respirar y comer.
Aún así, aunque vivimos en uno de los países más ricos del mundo, fuimos sólo una de las familias en el gran grupo de familias de Estados Unidos que, muy inesperadamente, no tuvieron el parto de cuento que soñaron.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 12% (500,000) de todos los bebés de los Estados Unidos nace antes de la fecha establecida —una tasa mucho más alta que en Europa, Canadá, Australia y Japón. Dicho de otra manera: los prematuros representan alrededor de uno de cada ocho bebés nacidos vivos en este país.
Y los que sobreviven lo hacen con costos increíbles. Según March of Dimes, los bebés prematuros de los Estados Unidos cuestan más de 26,000 millones de dólares anualmente. En 2009, el costo para los empleadores representó más de 12,000 millones de dólares en costos adicionales de asistencia médica por el primer año de vida.
Sin duda, hablemos de los prematuros: Su costo anual de miles de millones de dólares, cómo podría prolongarse su gestación, cómo su llegada prematura los prepara para toda una vida intentando alcanzar a sus pares, y cómo puede identificarse eficazmente a las embarazadas para aplicar medidas preventivas.
Como jefe, a Armstrong podrían interesarle, principalmente, los costos como empleador de un bebé inesperadamente prematuro. Pero como líder, puede redimirse de su gaffe pidiendo, con el resto de nosotros, innovaciones médicas que ahorren a las familias el terrible dolor de dar a luz a bebés antes de la fecha adecuada.