‘El Chapo’ debe ser extraditado
La captura de “El Chapo” Guzmán es un éxito importante para el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, que refuerza la imagen de su Gobierno en el combate al narcotráfico y con ello desmiente las críticas y las percepciones.
La detención del narcotraficante más buscado le permite al Gobierno priísta dejar de lado las serias dificultades de seguridad en Michoacán para centrarse en su agenda económica y comercial. Los Pinos ya tiene un logro para mostrar a los inversores más temerosos de colocar su dinero en el país por el impacto de la violencia del narcotráfico.
Al mismo tiempo, sirve para mostrar que la colaboración entre Estados Unidos y México, en un marco distinto al que había con su predecesor Felipe Calderón, le está dando buenos resultados a Peña Nieto.
Es siempre difícil comprender orígenes y alcances de los hechos dentro de los recovecos de la política mexicana. Es indudable que la captura de “El Chapo” Guzmán se abre a todo tipo de especulación, perola realidad es que el jefe narcotraficante fue detenido bajo el Gobierno de Peña Nieto y a él le corresponde los méritos.
Esto es tan cierto como que el arresto de “El Chapo” no desmantelará el Cartel de Sinaloa ni tendrá un mayor efecto en el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Tampoco desaparecerán como por arte de magia el difícil panorama de Michoacán y la inseguridad pública que enfrenta Peña Nieto.
Esperamos que “El Chapo” siga el camino de “El Güero” Palma y de Osiel Cárdenas Guillen, dos capos de la droga que fueron extraditados a Estados Unidos para pagar sus culpas. La fuga de “El Chapo” hace 13 años de una cárcel mexicana y la reciente liberación de Enrique Caro Quintero presentan dudas razonables sobre el sistema penitenciario y judicial de México.
El narcotráfico es un problema regional, por su distribución y consumo, que requiere una estrategia de colaboración regional para combatirlo. La detención y rápida extradición de “El Chapo” Guzmán parece ser un buen ejemplo de ello.