La crisis en Venezuela
La pacificación de Venezuela solo puede salir de un acuerdo político entre el Gobierno y la oposición. Este camino difícil es la senda natural en un país dividido, cuyos disturbios ya costaron más de 20 muertos entre opositores del Gobierno, simpatizantes y agentes de seguridad.
Hay muchos motivos para el descontento con el gobierno de Nicolás Maduro ante la crisis inflacionaria, el desabastecimiento de productos básicos en los negocios y la inseguridad pública. El mal manejo de la economía durante 15 años de gobierno y la especulación política de una parte del sector privado son los responsables de una porción del descontento.
Al mismo tiempo, el discurso polarizante primero de Hugo Chávez y después de Maduro no ha hecho más que dividir a los venezolanos. Es cierto que Chávez ha ayudado a la mejoría de un sector popular abandonado, pero el mesianismo del fallecido líder lo llevó a crear una estructura, incluyendo milicias armadas, que van en contra de la naturaleza democrática de un sistema.
Maduro debe lidiar con esta visión grandiosa que heredó y con el hecho que la ultima elección la gano con un mínimo de votos. El presidente debe hacer frente a la realidad en un marco democrático.
La oposición también debe estar lista para negociar. La continuación de la protestas violentas que exigen la renuncia de Maduro, la liberación de los presos políticos, la justicia para las víctimas de la represión y el desarme de los paramilitares no conducen a ese fin negociador.
Es necesario que la oposición forme una estrategia común para negociar pragmáticamente con el Gobierno. Este es el gran reto porque divididos no hacen más que fortalecer al Gobierno.
El dialogo y la negociación es el único camino que respeta la voluntad popular expresada en la elección pasada. Por la fuerza no se llegan a soluciones reales. Gobierno y oposición tienen en sus manos el futuro de Venezuela.