Sotomayor destaca importancia de la independencia judicial

Sonia Sotomayor recibió el reconocimiento 'honoris causa' en Derecho por la Universidad de Puerto Rico

La jueza asociada del Tribunal Supremo de EE.UU. Sonia Sotomayor Báez destacó hoy la importancia de la independencia judicial, durante su discurso de investidura como doctora “honoris causa” en Derecho por la Universidad de Puerto Rico (UPR).

La magistrada, nacida en el neoyorquino barrio del Bronx de padres puertorriqueños, dijo que a la independencia judicial hay que añadir como objetivo que la población confíe en sus magistrados, durante un acto celebrado en el Campus de Río Piedras de la institución, que la premió por su contribución al derecho y afán de superación.

El Teatro de la UPR estaba abarrotado para ver a Sotomayor Báez, que en tan destacada fecha estuvo acompañada en San Juan por su madre Celina y su hermano Juan.

“Los jueces deben trabajar en la confianza de la población hacia el sistema judicial”, subrayó la magistrada en un discurso en el que se expresó mayoritariamente en inglés, aunque utilizó en ocasiones el español para dirigirse a la plana mayor de los docentes de la UPR, que vestían sus galas de honor para la ocasión.

Sotomayor Báez reconoció que dentro de la magistratura se pueden cometer errores, porque, dijo, “los jueces son humanos” y no hay sistema perfecto.

“Últimamente ha habido en el Tribunal Supremo de EE.UU. sentencias ajustadas, pero siempre cada uno ha tratado de dar la mejor respuesta”, indicó la que es primera mujer de origen latino en ser nombrada jueza asociada del Tribunal Supremo de EE.UU.

La falta de confianza en la Justicia subrayó que es una evidencia en las últimas fechas en EE.UU., en concreto, matizó, hacia el Tribunal Supremo, una tendencia que aseguró hay que cambiar a base de trabajo.

“Se trata de construir confianza en el sistema judicial”, dijo, después de subrayar que el Tribunal Supremo de EE.UU. nunca se ha dejado influir por la opinión pública.

Sotomayor Báez destacó que en décadas de carrera siempre ha tenido como meta la imparcialidad para llegar a las conclusión correcta en cada caso al que se ha enfrentado.

La jueza tuvo palabras para ensalzar la mejora material que ha encontrado en la tierra de sus padres con el paso de las décadas, aunque dejó claro que el desarrollo no siempre ha alcanzado a todos los grupos sociales por igual.

El presidente de la UPR, Uroyoán Walker Ramos, dijo en su discurso que Sotomayor Báez constituye una prueba fehaciente de lo que se puede lograr cuando se pone empeño, capacidad y esfuerzo para alcanzar metas y sueños.

“Ella -Sotomayor Báez- es un ejemplo de que la educación puede cambiar vidas y abrir puertas”, sostuvo Walker Ramos, que no dejó de destacar el profundo orgullo de todos los puertorriqueños por la jueza, a la que consideran una más a pesar de haber nacido en Nueva York.

Walker Ramos resaltó el que una hija de puertorriqueños haya llegado formar parte de ese elegido grupo de nueve magistrados que forman el Tribunal Supremo de EE.UU., país en el que como recordó hay cerca de 1.2 millones de abogados, lo que dice mucho de la jueza.

Subrayó que para formar parte de ese tribunal hay que haber demostrado “sensibilidad y una reputación intachable”.

La decana de la Escuela de Derecho, Vivian Neptune, destacó que con la distinción a la jueza de padres puertorriqueños con un doctorado “honoris causa” se cierra la celebración del centenario de la facultad de leyes de la UPR.

“Este doctorado ‘honoris causa’ en Derecho, el cuarto que otorga la entidad y primero a una mujer, quedará inscrito en las páginas del nuevo centenario de la escuela”, indicó.

Primera latina y tercera mujer en alcanzar la posición de jueza del Tribunal Supremo de EE.UU., Sotomayor Báez nació en el neoyorquino barrio del Bronx un 25 de junio de 1954.

Tras completar un bachillerato en la Universidad de Princeton, obtuvo su grado en Derecho en la Universidad de Yale en 1979, donde fue además editora de la revista Yale Law Journal.

Fue fiscal de distrito de la ciudad de Nueva York entre 1979 y 1983, desde donde pasó a trabajar en litigios mercantiles internacionales en el despacho Pavia & Harcourt entre 1984 y principios de los noventa.

En 1991 el presidente George Bush padre la nominó juez a de distrito para la Corte de Distrito de EE.UU. del Sur de Nueva York.

El presidente Bill Clinton la nominó jueza del Segundo Circuito de la Corte de Apelaciones de EE.UU. en 1997, paso previo a que Barack Obama la propusiera jueza asociada del Tribunal Supremo en 2009.

Además de magistrada, Sotomayor Báez publicó su autobiografía “Mi mundo adorado”, presentada en abril de 2013 en Puerto Rico y que ocupó la posición número uno de ventas en la lista del diario New York Times.

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