Compañías de aviación cancelan más vuelos a Venezuela
Nuevas suspensiones de vuelos de compañías de aviación restringen aun más los servicios aéreos de Venezuela
Caracas — “La situación es crítica. Existe el riesgo real de aislamiento de aquí a unos meses”. La suspensión de vuelos de Alitalia y las restricciones de Lufthansa, conocidas en las últimas horas, han recortado aún más las alas a una nación en la que volar se ha convertido en un lujo difícil de encontrar. Así lo advierte Humberto Figuera, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas en Venezuela (Alav), tras varios meses de tiras y aflojas con el gobierno.
Parte de Venezuela se siente cada vez más lejos del resto del mundo. “Debido a la actual crítica situación cambiaria, que no permiten hacer rentables las conexiones desde y hacia este país, Alitalia decidió suspender temporalmente sus vuelos Roma-Caracas-Roma desde el 2 de junio”, comunicó la compañía, que cuenta entre sus clientes a los emigrantes transalpinos.
El estado debe casi $4,000 millones a las aerolíneas por obra y gracia del control de cambio impuesto por Chávez hace 11 años. Los pasajeros compran sus billetes en bolívares y el Estado los debe cambiar a dólares, para que las compañías lo reporten a sus centrales. Pero desde hace meses, en algunos casos más de un año, ha dejado de hacerlo por culpa del terremoto económico que sufre el país.
Alitalia se suma así a Air Canadá, la primera compañía que abandonó Venezuela en marzo, pese a las amenazas del gobierno de Maduro, que denunció manejos antirevolucionarios en aquella medida. La próxima puede ser Lufthansa, que ayer anunció que suspende la venta de boletos.
Otras aerolíneas, la mayoría, ha reducido el número de vuelos y el tamaño de los aviones, en un esfuerzo último para mantenerse en el país. Como la colombiana Avianca, otrora una de las que más operaciones realizaba y que ahora sólo dispone de una cuarta parte de sus asientos.
Pocos puestos y muy caros. Volar la semana que viene de Caracas a Bogotá cuesta alrededor de 20,000 bolívares, que equivale a $2,000 si se aplica la tasa de cambio del Sicad1, como predica el gobierno. Los precios se disparan hasta $5,000 para viajar a Europa. Por supuesto, si el billete se encuentra en una especie de lotería de las que pocos salen ganadores. Y con limitaciones de tiempo: sólo se puede comprar a un mes vista en la mayoría de las aerolíneas.
“Esta es una vaina de locos”, protestaban ayer los viajeros en la larga cola de la estatal Conviasa. Más enfadados estaban a las puertas de la compañía italiana, donde los viajeros acudieron en tromba para recuperar su dinero invertido, con la incógnita de cómo podrán volar a Europa en los próximos meses.
Comentarios parecidos se escuchan todos los días en Caracas. En la clase media del país cunde la sensación de “cárcel sin barrotes”. Otras compañías tan importantes como la panameña Copa han reducido un 39% sus asientos y la brasileña TAM, casi a la mitad.
La situación es tan dramática que los montos represados por la revolución constituyen buena parte de la ganancia estimada en el ejercicio económico de las aerolíneas.