El Papa insta a romper espiral del odio en M. Oriente
El Papa instó domingo a los presidentes de Israel y de Palestina a romper la espiral del odio en Medio Oriente y tener la valentía de decir sí a la negociación y no a la hostilidad
Ciudad del Vaticano.- El Papa instó este domingo a los presidentes de Israel y de Palestina a romper la espiral del odio en Medio Oriente y tener la valentía de decir sí a la negociación y no a la hostilidad, sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones.
Al tomar la palabra durante el acto de “invocación por la paz”, en un prado de los Jardines Vaticanos, Jorge Mario Bergoglio lanzó un fuerte llamado a la reconciliación ante los mandatarios israelí, Shimon Peres, y palestino, Mahmud Abbas.
“Para conseguir la paz se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir sí al encuentro y no al enfrentamiento; sí al diálogo y no a la violencia; sí a la negociación y no a la hostilidad; sí al respeto de los pactos y no a las provocaciones; sí a la sinceridad y no al doblez”, indicó.
Advirtió que el mundo es un legado recibido de los antepasados, pero también un préstamo “de nuestros hijos”, los cuales “están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz”.
Estableció que esos mismos hijos exigen “derribar los muros de la enemistad” y tomar el camino del diálogo y de la paz, para que triunfen el amor y la amistad.
“Muchos, demasiados de estos hijos han caído víctimas inocentes de la guerra y de la violencia, plantas arrancadas en plena floración. Es deber nuestro lograr que su sacrificio no sea en vano. Que su memoria nos infunda el valor de la paz”, insistió.
Francisco reconoció que, para lograr la reconciliación se necesita valor y “gran fuerza de ánimo”, la fuerza de perseverar en el diálogo a toda costa, la paciencia para tejer día tras día el entramado cada vez más robusto de una convivencia respetuosa y pacífica.
Según el líder católico, el encuentro de este domingo ha sido seguido por personas de diversas culturas, naciones, lenguas y religiones. El mismo, añadió, responde al “deseo ardiente” de cuantos anhelan la paz, y sueñan con un mundo donde hombres y mujeres puedan vivir como hermanos y no como adversarios o enemigos.
“La historia nos enseña que nuestras fuerzas por sí solas no son suficientes. Más de una vez hemos estado cerca de la paz, pero el maligno, por diversos medios, ha conseguido impedirla. Por eso estamos aquí, porque sabemos y creemos que necesitamos la ayuda de Dios”, ponderó.
Sostuvo que ninguno de los líderes renuncia a sus propias responsabilidades, pero han decidido invocar a Dios “como un acto de suprema responsabilidad, de cara a nuestras conciencias y de frente a nuestros pueblos”.
“Hemos escuchado una llamada, y debemos responder: la llamada a romper la espiral del odio y la violencia; a doblegarla con una sola palabra: hermano. Pero para decir esta palabra, todos debemos levantar la mirada al cielo, y reconocernos hijos de un mismo padre”, dijo.