No te aceleres al momento de comprar una casa

Adquirir una propiedad es un proceso largo y complicado; estar preparado puede ahorrarte ansiedad y dinero

¿Has visto una casa o apartamento que te gusta? ¿Crees que puedes pagar? No te aceleres. El proceso es complejo.

Según una encuesta de Chase Bank, aunque nueve de cada 10 compradores sienten que están preparados, el 56% de ellos habrían deseado saber más de los detalles financieros de esta compra.

Para empezar tienes que hacer cuentas sabiendo cuáles son los costos de la compra, el mantenimiento y si tus ingresos, ahorros y gastos te permiten la inversión. Ahora que los requisitos de los bancos son estrictos, hay que asegurarse que tiene una calificación crediticia alta. Más allá de 750 puntos, permite mejores hipotecas.

Si no llegas a esa calificación procura mejorarla. Paga tus deudas y disputa errores en tu informe si es el caso, porque cualquier pequeño porcentaje de más en la tasa de la hipoteca por una baja calificación supone miles de dólares en la vida del préstamo.

Debes conseguir la preaprobación de un banco. Eso significa que han revisado tu posición financiera y te dan una estimación de lo que estarían dispuestos a prestarte. Se aconseja que el coste mensual de la propiedad no supere el 31% de tus ingresos brutos.

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Es aconsejable dejarse asesorar por un agente inmobiliario, que paga el vendedor.

Al presentar la oferta, el precio no es lo único que hay que tener en cuenta. Hay que negociar reparaciones o ajustes de construcción (un inspector tiene que ver la propiedad ) y acordar si el vendedor paga algún coste del cierre.

Este puede llegar meses después de hecho el contrato y pagado el depósito de buena fe. Es un proceso de alto coste porque como detalla Ernesto Portillo, especialista de Chase, se incluyen las comisiones del banco, los costos de la compañía del título (o notaría pública) que suman los honorarios del notario y registro.

A eso se añaden las reservas que se piden al cliente para primas de seguro e impuestos y un periodo de prima de seguro que se adelanta. “Estos costos varían de un estado a otro y son un porcentaje sobre el precio de la propiedad”, explica Portillo.

El contrato no se cierra hasta que hayas visto los arreglos y se hayan satisfecho los requisitos de la hipoteca. Cuando se cierra, uno sale con menos páginas en su chequera y las ansiadas llaves.

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