California: Sin servicio al elector

Algunos legisladores latinos de California dejan mucho que desear con su comportamiento California

Muchos legisladores latinos tienen apodo. En California, continuamos con la tradición. A menudo, los llamamos “acusado”.

En un estado en donde los latinos constituyen más de 28% de la población, es vergonzoso ver a legisladores latinos actuar como si las reglas no se aplicaran a ellos. Con hábitos negligentes y comportamiento cuestionable, no es de sorprender que a algunos se les tomen las huellas dactilares y terminen fichados.

El miembro más reciente de este club es el senador estatal Ben Hueso, que fue arrestado por manejar ebrio la semana pasada cerca del Capitolio de Sacramento. Agentes de la Patrulla de Caminos de California dijeron que vieron al demócrata de San Diego conducir su vehículo estatal en la dirección incorrecta por una calle de una sola mano. El legislador presentaba “signos y síntomas objetivos” de estar bajos los efectos del alcohol, se le hizo una prueba de sobriedad en el lugar y fue fichado en la cárcel del condado a eso de las 3:30 a.m.

Uno pensaría que aquellos llamados a liderar tendrían el sentido común de llamar un taxi.

Hueso no bebe solo. Unas pocas horas antes, fue fotografiado, con la camisa fuera del pantalón, en un balcón del Capitolio deleitándose con otros cuatro miembros demócratas del grupo de políticos latinos. Todos los hombres alegres parecían estar cantando y tenían bebidas en sus manos. Uno de ellos —el legislador V. Manuel Perez- le dijo a un periódico que estaban bebiendo tequila.

Naturalmente. Si uno va a quedar como tonto y pasar vergüenza en su comunidad, debe permanecer leal a su cultura.

Eso sí, esto era sólo la post-fiesta. Más temprano, los legisladores latinos y otra docena de sus colegas del grupo de legisladores latinos se habían dado un festín en lo que Pérez llamó “una bonita cena” en un restaurante italiano, donde —según otra foto- se sirvió vino durante la comida.

¿Por qué tanta foto? ¿Estos legisladores están orgullosos de comportarse como estudiantes universitarios?

¿Y por empezar, por qué estaban celebrando estos legisladores? ¿Acababan de elaborar y sancionar una legislación importante para servir a sus electores latinos con una mejora en la educación, expansión del cuidado de salud, conservación del medioambiente o creación de empleo?

No, eso sería demasiado trabajo —y se parecería demasiado al liderazgo. El grupo de políticos estaba celebrando porque era hora de despedir a los miembros que partían, incluido Pérez.

Al menos uno de los miembros de este grupo de políticos quizás diga adiós por un tiempo largo. En febrero, el senador estatal Ron Calderon fue acusado de 24 cargos federales. Calderon presuntamente aceptó $100,000 en sobornos, viajes y trabajos fáciles para sus hijos a cambio de alentar una legislación que beneficiara a un hospital involucrado en fraude de facturación y en participar de un ardid de impuestos en la industria del cine que fue una verdadera estafa del FBI. Calderon, quien ha negado el delito y se rehusó a renunciar, fue suspendido en marzo.

He escrito sobre legisladores latinos por un cuarto de siglo, no sólo en California sino también en Texas y Arizona. Y las historias como esta me siguen desilusionando.

Los legisladores generalmente terminan alejados de los electores que se supone deben representar. El abismo se agranda más debido a su arrogancia, el sentimiento de que son algo especial. Muchos se sorprenden de haber llegado tan lejos en la vida. Entonces, como muchos otros funcionarios electos, el objetivo se convierte simplemente en ser reelectos. Esto significa desviarse de temas controvertidos y no desafiar a los poderosos. Y por lo tanto rara vez logran hacer algo. Algún día se jubilarán y nadie se acordará de ellos.

Esto es lo que la gente no debe olvidar. Los latinos ya no se pueden seguir dando el lujo de aguantar el mal comportamiento y la mediocridad de quienes eligen para representarlos. Acosada por el tema de inmigración, sin atención por parte de ambos partidos y devaluada en lo que se refiere a logros educativos, prosperidad económica y poder político, la minoría más grande de Estados Unidos necesita un liderazgo serio provisto por gente seria. Los que no son serios deben ser echados de su puesto público.

Cuando fue liberado de la cárcel, Hueso les dijo a los periodistas inicialmente que planeaba “insistir en [su] inocencia”. Menos de una hora más tarde, emitió una declaración disculpándose por “una decisión personal mala e inaceptable” y “asumiendo responsabilidad completa por mis acciones”.

Hablando de malas decisiones, hay un actor más en esta telenovela. Es la legisladora Lorena Gonzalez, que sacó la foto de los cinco amigos —incluido Hueso- bebiendo y cantando en el balcón del Capitolio. Luego la publicó orgullosamente en Twitter a las 11:19 p.m., con el epígrafe: “Me encantan mis muchachos latinos”. A la mañana siguiente, luego de que se supiera que Hueso había sido arrestado, el amor se terminó –y la foto fue borrada de la cuenta de Twitter de la legisladora. Gonzalez pasó el resto del día evitando periodistas.

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