Al Papa Francisco llegaron a tildarlo de loco y enfermo
Esas y otras historias del pasado del pontífice han salido a la luz en el libro “Aquel Francisco”
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Revelaciones sobre el actual Sumo Pontífice Crédito: EFE
Al papa Francisco llegaron a tildarlo de “enfermo y “loco” durante un periodo de “exilio” pasó como obispo hace más de 20 años en la provincia de Córdoba.
Así lo consideraron algunos sectores de la Compañía de Jesús en Argentina cuando Jorge Mario Bergoglio, pasó tiempo en la provincia argentina.
La agencia Notimex amplía la información
Esas y otras historias del pasado del pontífice han salido a la luz gracias al libro “Aquel Francisco”, un texto que salió a la venta apenas unas semanas atrás y que se concentra en el tiempo pasado por Bergoglio en territorio cordobés.
Casualmente, en esa región argentina el actual pontífice pasó dos momentos clave en su vida religiosa: allí cursó el férreo noviciado jesuita y fue “condenado” a un periodo de ostracismo por sus propios compañeros, entre 1990 y 1992.
El libro cuenta con una aportación invaluable, la del propio Papa. Los autores, Javier Cámara y Sebastián Pfaffen, pudieron sostener conversaciones telefónicas informales con el obispo de Roma, quien aceptó colaborar con la investigación cuando se enteró de la misma a través del arzobispo de Córdoba, Carlos Náñez.
Basado en una completa investigación periodística, el libro responde con fuentes de primera mano a múltiples preguntas que estaban abiertas sobre el pasado del Papa como, por ejemplo, por qué fue elegido como obispo auxiliar de Buenos Aires.
Además explica por qué en torno a él se generan constantemente grupos de “bergoglianos” y “antibergoglianos”, cuál ha sido su relación con la política argentina, el peronismo, el comunismo, Eva y Domingo Perón.
“Lo de ‘noche oscura’ no lo usaría para mí; no es para tanto. La ‘noche oscura’ es para los santos. Yo soy un pobre tipo. Fue un tiempo de purificación interior”, dijo Francisco cuando los periodistas le preguntaron si aquellos años de exilio cordobés él los consideraba como una “noche oscura”.
Aquellos años fueron solitarios, reflexivos y difíciles para el futuro Papa.
Tras una meteórica “carrera” eclesiástica que lo había llevado a ser maestro de novicios apenas ordenado sacerdote, a dirigir la provincia argentina de la Compañía con sólo 36 años, y luego a conducir como rector el Colegio Máximo de los jesuitas en San Miguel, de repente fue despojado de toda responsabilidad y mandado a 700 kilómetros de Buenos Aires.
Su habitación en la Residencia Mayor de la Compañía de Jesús de Córdoba no superaba los 12 metros cuadrados y su única misión era confesar o dirigir espiritualmente a los fieles que pasaran por allí. Ni siquiera tenía asignado un horario de misa en templo central.
“Aquel Francisco” no sólo refleja las dificultades de ese “tiempo de oscuridad y de sombras”, sino que avanza una hipótesis consolidada sobre los responsables y las razones de ese exilio forzado.
“Se dice que el entonces padre Bergoglio fue mandado a Córdoba ‘castigado’ por la nueva conducción de la Provincia Argentina de la Compañía de Jesús, que por entonces ejercía el padre Víctor Zorzín como provincial”, indicó en la página 176.
“Todo hace pensar que Zorzín, quien había sido ‘socio’, es decir viceprovincial de Bergoglio, no había estado de acuerdo con varias de las decisiones que el padre Jorge había tomado, tanto en asuntos de pastoral como de gobierno”, agregó.
Conforme a varias conversaciones de los autores con diversos miembros de la Compañía, durante las gestiones de los provinciales Zorzín (1986-1991) e Ignacio García-Mata (1991-1997) Bergoglio fue marginado y hostilizado.
En su texto establecieron que sobre la línea y estilo de formación del actual Papa se gestó “una campaña de desprestigio que superó incluso los límites de la provincia Argentina hasta llegar a las conducciones jesuitas de otros países de Sudamérica y hasta la propia Casa Generalicia de Roma”.
Ejemplificaron sus afirmaciones con una anécdota contada por el padre Ángel Rossi, hijo espiritual de Bergoglio, que reflejó el grado de saña que padeció el actual pontífice.
“Gente allegada a la casa se ocupó de difundir el comentario, nacido de fuentes jesuitas, que decía que aquel hombre que había sido provincial de la Compañía siendo tan joven, tan brillante, había ido a parar a Córdoba porque era un enfermo, un loco”, precisaron.
“En el velorio de mi madre se me acercó un referente laico muy cercano a la residencia quien, señalando a Bergoglio que rezaba junto al cajón, me dijo: ‘¡Qué lástima que este hombre esté loco!’. Entonces yo lo miré y le dije: ‘Si este hombre está loco, ¿qué queda para mí?’”, apuntaron.