El seguro social no se quedará sin dinero

En el futuro cercano, el seguro social está fuera de peligro

crisis seguro social

Crédito: Shutterstock

¿El seguro social está por quebrar? En vista de que en 2015 el programa cumple 75 años, la pregunta tiene lógica. Muchas personas temen no recibir los beneficios en el futuro. No hay nada de qué preocuparse: los problemas de solvencia del sistema no son tan malos y el Congreso puede sancionar algunos disposiciones simples de rectificación para garantizar su continua estabilidad.

Allá por el 31 de enero de 1940, el primer pago de jubilación del seguro social se envió por correo a Ida May Fuller, una secretaria legal de Vermont que fue compañera de Calvin Coodligde en la escuela primaria. Hoy es una parte fundamental de los ingresos para la jubilación. Casi dos tercios de los beneficiarios de la tercera edad dependen del seguro social para recibir más de la mitad de sus ingresos y un 24% depende del sistema para la totalidad de sus ingresos.

Muchos estadounidenses están convencidos de que el programa del seguro social corre peligro. El 67% de los encuestados en una encuesta realizada por CNN considera que el seguro social está en crisis. Los profesionales jóvenes y los que se encuentran en la mitad de su vida profesional, en general, no desean depender de este flujo de ingresos como parte de su plan de jubilación, y los jubilados recientes a menudo se preparan para reclamar cuanto antes los beneficios para poder así obtener lo que les corresponde antes de que el programa se torne insolvente.

Los avances en la ciencia médica no le han hecho ningún favor a la salud del programa del seguro social. Hoy en día, los hombres que llegan a la edad de 65 años tienen una expectativa de vida restante promedio de 17.6 años, y las mujeres pueden esperar otros 20.3 años. Compárense estas expectativas de vida con 12.3 (hombres) y 14.7 (mujeres) en el año 1940, cuando Ida May Fuller recibió el primer pago.

Cuando se trata del seguro social, muchos estadounidenses que alcanzan la edad de jubilación tienden a ver al sistema como un juego de sillas, donde deben hallar una silla antes de que la música se detenga. Los datos indican que más del 50% de los beneficiarios reclama sus beneficios cuanto antes (a la edad de 62), cuando reciben menos beneficios que si esperaran a cumplir 66 años, que es lo que se conoce como la plena edad de jubilación.

No, el seguro social no está por quedarse sin dinero en un futuro inmediato. Los beneficiarios reciben el pago a partir de los impuestos sobre nómina y los intereses de los activos mantenidos en el fondo fiduciario del sistema. Según el Informe de la Junta Fiduciaria del Seguro Social:
•    El fondo fiduciario del seguro social, en el año más reciente, arrojó un superávit de $32,000 millones, con ingresos por $855,000 millones y gastos por $823,000 millones.
•    El programa viene registrando superávit todos los años desde 1982, que fue la última vez que el Congreso reformó el seguro social elevando los impuestos sobre nómina y aumentó a futuro las edades de jubilación. Los ingresos deberían continuar superando a los costos hasta 2020.
•    El fondo fiduciario estará agotado en 2033. Sin embargo, esto significa sencillamente que habrá un déficit entre lo que el sistema recauda y lo que paga, que el fondo fiduciario del seguro social no puede cubrir. Aun si Washington no hiciera nada para modificar o arreglar el programa, el sistema del seguro social igual estará en condiciones de pagar el 75% de los beneficios a partir del flujo de dinero entrante, hasta el año 2088.

El expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, dijo una vez que “si se reúne a las personas correctas en una sala, el seguro social se puede resolver en 15 minutos, y los primeros siete minutos se destinan a la charla de cortesía”.

Considere las soluciones posibles, ninguna de las cuales es mutuamente excluyente:
•    Aumentar los impuestos sobre nómina. Actualmente los trabajadores pagan el 6.2% de los ingresos laborales a los impuestos del seguro social. Si se eleva el impuesto de 6.2% a 7.6%, se podría garantizar la situación actual del programa por otros 75 años.
•    Eliminar el tope a las ganancias del seguro social. En 2015, el impuesto de 6.2% se aplica únicamente a los primeros $118,500 de los ingresos laborales. El Congreso podría elevar este límite o eliminarlo para aportarle más ingresos al programa.
•    Elevar la edad jubilatoria. Si se la aumentara gradualmente a 70 podría eliminarse un tercio del déficit de largo plazo.
•    Reducir los ajustes automáticos por inflación de los beneficios. El Congreso podría reducir los ajustes por el costo de vida, por ejemplo, empleando una medida ligada al IPC que suba más gradualmente. Con este enfoque, los estadísticos calculan el Índice de Precios al Consumidor (que el sistema utiliza para efectuar los ajustes) empleando una fórmula que tiene en cuenta cómo las personas pueden sustituir un producto por otro más barato si el precio de ese producto sube.
•    Beneficiarios de las pruebas de recursos. En este caso, los beneficios se reducen para los individuos que poseen otras fuentes de ingreso. Aquellos que dependen del seguro social para percibir la totalidad de sus ingresos no se verían perjudicados; aquellos con mucho dinero en el banco recibirían menos.

Afortunadamente, reformar el programa es políticamente viable. La Academia Nacional de Seguros Sociales lleva a cabo todos los años una extensa encuesta para medir el ánimo de la gente con respecto a diversos posibles cambios en el seguro social.

Cada año, los resultados demuestran que los estadounidenses prefieren en gran medida abordar el tema del financiamiento del programa (aumentar los impuestos sobre la nómina o eliminar el tope de ingresos) antes que cambiar la ecuación de beneficios (recortar los beneficios del Seguro Social). Casi el 80% estaba dispuesto a pagar más en impuestos para garantizar la salud del programa.

Ello en sí mismo demuestra que es totalmente posible hacer los cambios que sean necesarios para apuntalar el programa. Y eso es una buena noticia.

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Jason Lina es asesor financiero certificado y asesor de planificación financiera, y se desempeña como Asesor Principal de Resource Planning Group Ltd., en Atlanta. Sitio web: http://www.rpgplanner.com
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