Pedro, ¿el más grande pitcher latinoamericano de la historia?
El dominicano se unirá el domingo a su compatriota Juan Marichal en el Salón de la Fama
Pedro Martínez fue electo al Salón de la Fama de Cooperstown el pasado enero tras recibir un 91.1% de los votos de los electores, el segundo porcentaje más alto entre los peloteros latinos inmortalizados detrás de Roberto Clemente.
El dominicano de la playera No. 45 y del arsenal de recursos desde el montículo, tuvo todo tipo de logros y momentos imborrables en su carrera de 18 temporadas con cinco equipos. Pedro fue espectacular, fue consistente y respondió bajo presión. También dejó récords y fue controversial.
Aquí discutimos si Pedro “El Grande” ha sido, en efecto, el más grande lanzador latino de todos los tiempos.
Dominó a los ‘musculosos’
Sus lanzamientos eran latigazos que castigaban sin piedad a los bateadores enemigos. No importaba que los rivales en turno se apellidaran Bonds, McGwire, Sosa, Palmeiro o Canseco. Todos ellos, aun con la ayuda de agujas, cápsulas y pomadas milagrosas con los que inflaban sus músculos para parecer superhéroes de caricatura, sucumbieron ante la grandeza de Pedro Martínez, el mejor de los lanzadores latinos en la historia de las Grandes Ligas.
Abraham Nudelstejer
¿Lanzador sucio?
No era sucio, era dominante. La velocidad y movimiento que adquirían sus lanzamientos causaba que los bateadores dieran un paso atrás apenas sentían o veían que esa bola de fuego se les acercaba al uniforme. No era sucio, imponía temor.
Nube Urgilés
Marichal merece el honor
No, aunque Pedro dominó en sus 18 años en MLB con estadísticas de 219 ganados, 100 perdidos, 2.93 de efectividad, 3,154 ponches, además de ocho Juegos de Estrellas y tres premios Cy Young, me quedo con su compatriota Juan Marichal, quien en 16 temporadas tuvo 243-142, 2.89 de ERA, 2,303 ponches, 10 Juegos de Estrellas y 244 juegos completos, incluyendo uno de 16 innings en 1963. Por ser latino y de piel oscura, fue discriminado a la hora de premios individuales.
¿Lanzador sucio?
Pedro compensaba su estatura (5-11 pies) con su forma de intimidar al oponente. Golpeó a muchos bateadores, pero dijo que su “target” favorito era Jorge Posada porque el exreceptor “siempre tenía una mala actitud hacia mí… era tan arrogante”. ¿Sucio o vengativo?
Jairo Giraldo
No en cantidad, sí en calidad
Pedro Martínez (219-100 y 2.93) es el más grande lanzador latinoamericano. Le gana por muy poco al gran Juan Marichal (243 – 142 y 2.89). Las diferencias las marca el momento especialmente complicado en el que lanzó Pedro “El Grande”, que fue el imperio de los esteroides. Marichal es superior en el análisis de los agregados cuantitativos (innings, ponches, etc.), pero Martínez domina lo cualitativo, que supone ortodoxia, calidad y líneas de perfección. Ganó Serie Mundial y tres Cy Youngs.
¿Lanzador sucio?
Pedro Martínez fue la figura más dominante de su tiempo y patentó una manera agresiva de lanzar con cierto gusto por tirar “pegao”, pero no fue un lanzador sucio.
Gustavo Martínez Contreras
Puso números y venció a los esteroides
Pedro Martínez ha sido el lanzador latino más grande por sus números, su dominio en plena época de esteroides y porque nos tocó verlo. Sus lanzamientos intimidaron a una generación de peloteros que no les temían a las jeringas y sustancias raras. Y a pesar de encontrarse tan alto, él mismo ha reconocido que el gran Juan Marichal fue quien lo inspiró a llegar tan lejos. Se le cumplirá su deseo de ser vecino de Marichal cuando develen su placa en el Salón de la Fama.
¿Lanzador sucio?
No puedo meter las manos al fuego por él, pero me baso en lo que siempre ha dicho: que él rechazó utilizar esteroides en una era en que eso se comía como caramelos. Por eso Cooperstown lo espera a él y no a los que se inyectaban.
Ricardo López Juárez
Insuperable electricidad
Lo que Pedro les trajo a los juegos rara vez se ha visto: se llama electricidad. Fueron esos momentos los que marcaron su prolífica carrera y la hicieron única. Y para muestra aquel relevo de 6 innings sin hit en Cleveland para avanzar en los playoffs de 1999, tirando lastimado de la espalda, o esas joyas legendarias en Yankee Stadium. Con su talento y personalidad, Pedro siempre fue el dueño absoluto de sus partidos. Sí, el mejor de la historia.
¿Lanzador sucio?
La palabra suena muy fuerte, pero sí, a Pedro le gustaba imponer condiciones por las buenas o las malas. Enfureció a muchos rivales y aquel embate contra Don Zimmer, 40 años mayor que él, retrató su esencia más belicosa.