Escuchemos al Papa Francisco en los derechos laborales

Estados Unidos debería funcionar para todos, no sólo para los ricos y bien conectados.

El Papa Francisco se despide de los cubanos después de oficiar una misa en la Catedral de Santiago de Cuba.

El Papa Francisco se despide de los cubanos después de oficiar una misa en la Catedral de Santiago de Cuba. Crédito: Joe Raedle | Getty

Hubo mucha emoción la semana pasada cuando el papa Francisco llegó a los Estados Unidos. Por supuesto que siempre es una gran ocasión cuando el Santo Padre nos hace una visita. Pero el papa Francisco es algo diferente. Su mensaje de justicia económica y dignidad para todas las personas ha sido bien recibido. El mensaje del Papa es más relevante hoy que nunca.

Los ciudadanos de fe se sienten frustrados con un sistema que está fuera de equilibrio, ya que sólo los ricos y poderosos salen adelante mientras que las familias trabajadoras se quedan atrás cada vez más. Los CEOs y las corporaciones manipulan las reglas para jalar más dinero hacia ellos mientras que la gente común y corriente lucha por mantener a sus familias con menos y menos.

Estamos trabajando más duro que nunca pero no dejamos de estar preocupados por cómo llegar a fin de mes ya que el costo de lo básico como la renta y el transporte acaban con nuestros salarios antes de que podamos alimentar a nuestras familias. Las familias latinas enfrentan retos incluso más duros ya que el salario promedio anual en nuestra comunidad ha disminuido en un 5.6% desde 2007 y la tasa de desempleo de los trabajadores latinos es mucho más alta que el promedio nacional. Mientras que algunos se recuperaron de la Gran Recesión, nosotros nos estamos quedando atrás.

No podemos arreglar lo que está roto y apoyar a nuestras comunidades si no se nos permite hablar por nosotros mismos. Los trabajadores latinos tienen una gran tradición de activismo sindical. Según un nuevo informe del Labor Council forLatin American Advancement, cuando pertenecemos a un sindicato nuestros ingresos semanales medios aumentan en un 38%, y tenemos un 29% más de probabilidad de recibir cobertura médica y un plan de jubilación patrocinados por el empleador.

En este momento, la Suprema Corte se prepara para debatir un caso que amenaza con empeorar esta situación. Es un caso respaldado por multimillonarios e intereses especiales corporativos conocido como Friedrichs v. California Teachers Associationy podría tener consecuencias devastadoras para la gente trabajadora en todo el país.

Con un fallo en contra de las leyes laborales que han protegido a los trabajadores en este país durante décadas, el Alto Tribunal podría hacer incluso más difícil que la gente común y corriente pueda unir sus fuerzas para crear lugares de trabajo seguros, buscar mejoras a sus trabajos, y los salarios y beneficios necesarios para mantener a una familia. Todas las familias trabajadoras, ya sean o no parte de una unión laboral, sentirían las consecuencias.

Se trata de un tema con un profundo significado moral. En 1986, una declaración sobre justicia económica de los Arzobispos Católicos de Estados Unidos afirmaba que “nadie puede negar el derecho de organizarse sin atacar a la dignidad humana misma. Por ello nos oponemos firmemente a los esfuerzos como los que desafortunadamente se ven ahora en este país por quebrar a las uniones laborales existentes y prevenir que los trabajadores se organicen”.

Casi 20 años después, el papa Francisco se pronuncia en contra de esos mismos esfuerzos por silenciar las voces de los trabajadores. El Papa ha escrito que “la dignidad de cada persona humana y la búsqueda del bien común son preocupaciones que deben de darle forma a todas las políticas económicas”.

Nuestra nación también fue construida sobre esos principios. Los Estados Unidos es un lugar en donde debemos poder esperar un trato justo y con dignidad a cambio de nuestra labor. Es una nación en donde ninguna persona debe poder tomar todas las decisiones – nosotros hablamos con nuestras voces y unimos nuestras fuerzas para apoyar lo que es justo. El domingo, en su discurso en Independence Hall, Filadelfia, el papa Francisco nos recordó que al permanecer fieles a nuestros principios fundadores, los cuales están basados en la dignidad humana, logramos la abolición de la esclavitud, la expansión de los derechos de votar y el crecimiento del movimiento laboral.

Estados Unidos debería funcionar para todos, no sólo para los ricos y bien conectados. Es por ello que no podemos darnos el lujo de ignorar las palabras del papa Francisco si hemos de construir un mejor mundo para nuestros hijos y nietos – uno en el que ellos tengan una buena oportunidad para alcanzar el éxito. Durante la primera visita del papa Francisco a nuestra nación, es hora de que nuestros líderes, especialmente aquellos en la Suprema Corte, se tomen en serio sus palabras.

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