Raúl, el “ferrari” español para el motor y dice adiós en Nueva York
El emblema del Real Madrid busca poner fin a su magistral carrera con un título más
Raúl, excapitán del Real Madrid y de la selección española, además de jugador clave en el Schalke 04 alemán y el Al-Sadd catarí, parará el motor del “ferrari” -así le denominó su amigo Fernando Hierro– este fin de semana en Nueva York, donde puede culminar su carrera con el título de la North America League (NASL).
Leyenda del fútbol y emblema de una generación que ya apuntaba los títulos que después consiguió La Roja desde la Eurocopa 2008, Raúl González Blanco (Madrid, 1977) pondrá el punto final a su etapa como jugador del Cosmos neoyorquino, que buscará el triunfo ante el Ottawa Fury canadiense.
Un gol de quien durante 16 años se convirtió en un emblema madridista similar a Alfredo Di Stefano propició la presencia del Cosmos neoyorquino en la gran final, que el domingo pondrá el colofón a una impecable carrera en el James M. Shuart Stadium.
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Su imagen -plasmada ya como leyenda en camisetas- junto a la de Marcos Senna, el otro internacional español que junto a él colgará las botas este fin de semana, acapara todos los soportes del club e inundará el recinto, igual que lo hizo durante años en el Santiago Bernábeu.
El coliseo blanco no le olvida. Probablemente le espera para hacer otro papel. Días después de anunciar su retirada, hace apenas un mes, su nombre volvió a ser coreado en el partido de liga ante el Levante mientras la grada se cubría con una pancarta que rezaba “Tu casa, tu grada. Gracias Raúl”.
Sus 21 años de carrera, 16 de ellos en el Real Madrid, han agrandado la figura de un jugador carismático, que ha sabido hacer de la sencillez un estilo de vida, en contraste con la brillantez de su fútbol y su trayectoria.
Sin pasar por el filial y con 17 años, Jorge Valdano le hizo debutar el 29 de octubre de 1994 en La Romareda, cuando el madridismo empezaba a preparar la despedida de otro “7” inolvidable y aún presente en el club, Emilio Butragueño.
Aquel chaval, que sin carné de conducir caminaba por la antigua Ciudad Deportiva de la Castellana madrileña, supo ganarse un hueco y el respeto en un vestuario, en el que pulió estilo futbolístico y humano, al cobijo de nombres como el de Fernando Hierro, de quien aprendió el oficio de capitán.
Tras ganar todos los títulos posibles con el club blanco, incluidas tres Ligas de Campeones, dos Copas Intercontinentales, una Supercopa de Europa, seis Ligas y cuatro Supercopas de España, Raúl dejó el Real Madrid cuando el portugués José Mourinho llegó al banquillo.
Entonces dio el salto a la liga alemana. Con el Schalke debutó en julio de 2010 y ganó la Copa, único título que no había obtenido en el Real Madrid, en mayo de 2011, y luego la Supercopa germana.
El Al-Sadd catarí, destino ahora del exazulgrana Xavi Hernández, fue su siguiente parada hasta su aterrizaje hace menos de un año en la “gran manzana” neoyorquina y dar lustre a un fútbol como el norteamericano empeñado en crecer.
Dueño de cifras goleadoras que le han arrebatado ya Cristiano Ronaldo y Leo Messi y 102 veces internacional, Raúl se quedó a un paso de saborear los éxitos de la selección española que sin él, y con Luis Aragonés, consiguió su segunda Eurocopa en Viena en 2008.
Educado, sencillo, discreto y familiar -padre de cinco hijos con su esposa Mamen Sanz, Jorge, Hugo, Héctor, Mateo y María- podrían ser los calificativos de un nombre propio del fútbol, capaz de hacer callar con goles al Camp Nou y de cosechar amistad con azulgranas como Pep Guardiola, y de poner de forma brillante las tres letras de “FIN” a una carrera ejemplar sin una sola expulsión.
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