Gloria Contreras, legendaria coreógrafa mexicana: en recuerdo de su arte

La coreógrafa mexicana murió en la Ciudad de México, el 25 de noviembre

La coreógrafa mexicana Gloria Contreras murió en la Ciudad de México el 25 de noviembre.

La coreógrafa mexicana Gloria Contreras murió en la Ciudad de México el 25 de noviembre. Crédito: Suministrada

La coreógrafa mexicana Gloria Contreras, fundadora del Taller Coreográfico de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), murió en la Ciudad de México, el 25 de noviembre de un fallo respiratorio, informó su hijo Gregorio Luke.

Su fallecimiento fue reconocido por el Congreso de México con un minuto de silencio. El presidente de México Enrique Peña Nieto la reconoció en su cuenta de Twitter el 27 de noviembre con la declaración: “Maestra, bailarina, artista y erudita, Gloria Contreras dio su talento a México. Que descanse en paz”.

Gloria Contreras nació en la Ciudad de México el 15 de noviembre de 1934. Estudió con Nelsy Dambré en la Ciudad de México City de 1946-1954, antes de dejar México para unirse al Ballet Royal Winnipeg en (1955). Luego viajó a Nueva York donde estableció su compañía México Lindo, con quien crearía sus primeros ballets.

Durante el tratamiento de un pie fracturado, ella descubrió que su doctor pasó a atender a la esposa de Balanchine también. Contreras pidió el teléfono del coreógrafo. Al describirse a sí misma como una coreógrafa instintiva que quería saber si ella había hecho la elección de Carrera correcta, le pidió a Balanchine que mirara su trabajo. Su coraje le valió una cita con el maestro.

Al llegar con una grabadora y sus bailarines, ella presentó dos de sus obras, Huapango y El Mercado. “Él se entusiasmó”, recordó Contreras en su diario. “Se puso de pie a tocar el piano, interpretó una frase musical y dijo ‘¿cómo resolverías este problema?’. Después de haber trabajado a través de algunos de sus desafíos, Balanchine le dijo “si yo tengo que firmar un papel diciendo que es una coreógrafa, lo haré”, dijo. “Pero usted no quiere ser una coreógrafa, usted quiere ser una poetisa”.

Tras esta reunión, Balanchine abrió a la joven coreógrafa las puertas de su School of American Ballet. Además, Balanchine fue su mentor en su proceso coreográfico. Quizás la más importante lección que enseñó a Contreras fue estudiar la partitura musical de una obra en profundidad antes de empezar a crear un ballet. Balanchine incluyó sus obras Ocho por Radio y Serenata Concertante en la Noche Panamericana de 1960 del Ballet de la Ciudad de Nueva York.

Ella se quedó en Nueva York para establecer la Compañía de Danza de Gloria Contreras (1962-1970). Durante este tiempo ella trabajó con varias compañías, entre ellas Robert Joffrey’s, quien incluyó su Vitalitas, Huapango y Alusiones en el repertorio inicial de su compañía.

Durante este periodo Contreras fue muy activa en Latinoamérica, organizó sus ballets en Chile, Argentina y Brasil con Arthur Mitchell bajo los auspicios del Departamento de Estado de los EE. UU. en 1967-68.

En 1970 ella regresó a México para formar el Taller Coreográfico (Choreographic Workshop) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) con la ayuda del compositor y director Eduardo Mata. El Taller celebró su 45 aniversario en septiembre.

Durante sus 45 años como directora artística de la compañía, ella creó más de 260 obras. Ofreció 94 temporadas para más de tres millones de espectadores. Sus obras han sido interpretadas por cerca de 20 compañías profesionales en Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Cuba, México, Puerto Rico, Rusia y los Estados Unidos.

En 1997, Contreras viajó a St. Petersburg, Rusia, donde montó sus coreografías para la Compañía de Ballet del Conservatorio Estatal de Rimsky-Korsakov.

Contreras fue autora de un numero de libros sobre la técnica del ballet y acondicionamiento de danza. En 2008 su libro “Lo que aprendí de Balanchine, Diario de un Coreógrafo” fue publicado.

En 1999 Gloria fue declarada Artista Emérita de México. En 2000, recibió el Premio Mi Vida en el Teatro de la UNESCO, y en 2005, fue galardonada con el más alto reconocimiento de México, el Premio Nacional de las Artes y Ciencias. También recibió el Premio 1995 del Premio Nacional de la Universidad y fue miembro de la Academia de Artes de México desde 2003.

Le sobreviven sus dos hijos, Gregorio Luke de Long Beach, California y Lorena Luke de la Ciudad de México, sus dos nietos, Andres Luke y Amara Luke y su esposo Jaime Farell de la Ciudad de México.

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