El hombre que sólo puede decir “sí” o “no”

El derrame cerebral que sufrió Graham Pawley afectó su capacidad de articular palabras, aunque entiende todo

Graham Pawley

Graham Pawley sufrió un derrame cerebral en 2013. Crédito: Ed Ram/BBC

Entiende todo lo que pasa a su alrededor, pero no puede decir nada de vuelta, excepto “sí” o “no”. Aunque en sentido estricto eso no es totalmente preciso, pues Graham Pawley, quien sufrió un derrame cerebral en 2013, dice “y”, “no” y “mmmmm”, lo que significa “sí”.

También hace un sonido como “urr”. Cuando dice: “y urr” significa que tiene algo más que decir. Y tú debes adivinar. Hablar con Graham es como jugar ese juego en que sólo puedes preguntar cosas que tienen respuestas de “sí” o “no”, hasta que adivinas el concepto.

El poder de un “urr”

Estoy sentado en el sofá de su casa, mirando el informe médico. Graham está tratando de decirme algo.

-“Y urr…”, me dice mientras leo.

-“Sí, muy interesante para mí”, digo.

-“No”.

-“Perdón. ¿Seguro que puedo leerlo?”

-“Mmm, mmm. Y urr”.

-“¿Quieres mirarlo?”

-“No”, mueve su mano izquierda de una manera indescifrable.

-“¿Me lo puedo quedar?”

-“No”. Sigue gesticulando. Paul Webley, el cuidador de Graham, también trata de adivinar. “¿Está bien? Es la primera persona que dejas que lo lea”.

-“No, no, no”, dice Graham.

Continúa por un minuto o dos. Aparte de un par de movimientos, Pawley tampoco puede usar sus manos para expresarse. “¿Es útil? ¿Estoy ayudando?”, pregunto.

-“Mmm. Y urr”.

-“Ah, ¿quieres que te lo lea?”, dice Paul.

-“Mmm, mmm”, responde Graham.

-“Ves, al final siempre lo logramos”, dice Paul y sonríe.

Graham Pawley
Graham Pawley. Foto: Ed Ram/BBC

En julio de 2013, Graham tuvo un derrame cerebral que lo dejó prácticamente incapaz de comunicarse. No puede leer bien ni escribir, pero puede entender todo lo que se le dice. No puede mover el brazo derecho y el movimiento de su pierna derecha es limitado, además de doloroso.

Un derrame cerebral ocurre cuando el suministro de sangre de una parte del cerebro se corta, generalmente por un coágulo que bloquea un vaso sanguíneo.

“La repercusión de un derrame cerebral puede impactar al cerebro en un enorme espectro de formas. La mayoría de ellas alteran la vida”, dice Cate Burke, directora asistente de educación y entrenamiento en la Asociación de derrame cerebral.

“La condición de Graham se llama afasia“, explica Tony Rudd, director clínico nacional de derrame cerebral del Sistema de Salud Nacional (NHS) de Reino Unido. Es decir, un trastorno del lenguaje gatillado por una lesión cerebral. “Es poco usual un caso en que alguien quede con daños severos para comunicarse, pero su comprensión no se vea afectada”.

Pero puede pasar. “A pesar de que la sección de tu cerebro que controla la comunicación está interconectada de cerca con la que controla la comprensión, son áreas separadas”, cuenta Rudd. “La afasia puede significar dificultad para encontrar las palabras adecuadas, pero puede ser peor, desde casos en que el paciente es incapaz de entender lo que se le está diciendo hasta otros en que es incapaz de expresarse”.

El caso de Graham es grave, pero no desconocido. No puede escribir o leer más de dos palabras, pero puede ver televisión y seguir una película. Puede usar el teléfono, pero no textear más de una o dos letras.

La agonía del cambio que experimentó Graham queda de manifiesto a medida que lo vas conociendo. El derrame cerebral significó el fin de muchas cosas que lo definían. “Solía pintar, dibujar, actuar y hacer su propia ropa. Nada de eso lo puede hacer ahora”, dice Paul.

Graham tiene capacidades motoras en su mano izquierda como para usar su iPad y cargar su máquina enroladora de cigarrillos, pero no puede hacer movimientos complejos.

Pintura
Esta pintura de Graham se echó a perder poco después del derrame. No ha podido repararla. Foto: Ed Ram/BBC

Una de sus pinturas cuelga dañada en una de sus paredes. No puede restaurarla. Graham trabajaba de ingeniero mecánico, pero también disfrutaba haciendo arte callejero. Hay videos en YouTube de él tocando la armónica.

Paul Webley es el coordinador de cuidadores en Puertas Abiertas, una ONG que ayuda a gays y lesbianas sobre 50 años. “Recibí a Graham en enero”, cuenta Paul. “En vez de buscarle un cuidador decidí cuidarlo yo mismo”.

Paul ve a Graham cada dos sábados. “Era un caso poco común y necesitaba un compañero gay“, cuenta Paul. “Entré y pensé: ‘¡¿Cómo voy a hacer esto?!’ Dos horas después sentí que habíamos hablado durante horas”.

Los dos se llevan bien juntos, fuman y ríen. Para alguien que no puede contrapreguntar o soltar una broma, Graham parece una muy buena compañía.

Paul y Graham
Paul acompaña a Graham los sábados, como su “cuidador”. Han desarrollado una cercana amistad. Foto: Ed Ram/BBC

Aparte de Paul, Graham no tiene muchos amigos que lo visiten. Se separó de su mujer hace 12 años, se declaró homosexual y se cambió de barrio.

No ve mucho a una de sus hijas adulta, porque estuvo enferma en el hospital, pero la otra lo visita cada dos semanas. Su hermana también aparece a veces. Tenía otro hermano, pero falleció hace unos años, al igual que su hijo, que murió cuando tenía 9 años.

Graham usa un sombrero negro con pequeñas plumas a un lado. Este cubre la gran cicatriz circular que dejó la cirugía luego del derrame cerebral.

“El cerebro es plástico. A pesar de que los trozos de cerebro que Graham usaba para hablar están muertos, hay otros que pueden ser reentrenados para hacer su trabajo”, asegura Burke.

“No me gusta decir que la gente nunca se recuperará, pero es muy poco común que tengan una recuperación total”; dice Rudd. “Las terapias del habla pueden ayudar a gente como Graham a mejorar su nivel de comunicación”.

Graham se pone a llorar al ser consultado sobre cómo se siente de que esto le haya pasado a él. Ver a un hombre enormemente positivo llorar en silencio, sentado en la ventana de su edificio, es un destello del profundo impacto que un derrame cerebral tiene en una vida. Las lágrimas de Graham se secan y se toma un momento para volver en sí. Quizá increíblemente para muchos, se ve feliz.

La vida cotidiana

Más tarde, de paseo por un mercadillo de ropa usada, Graham se prueba una chaqueta que es parte de un traje. Se ha parado de su silla y se mira en un espejo que Paul le sostiene. El dueño del puesto ríe y un par de clientes le dicen que le viene bien la chaqueta. Logra regatear. Se queda con la chaqueta, pero deja los pantalones, porque tienen una mancha.

Graham Pawley
Graham regatea y consigue la chaqueta por el monto que quería. Si hay algo que sabe es hacerse entender. Foto: Ed Ram/BBC

Los entrenadores de fútbol siempre hablan de que sus mejores jugadores tienen carácter. Se refieren a ética, umbral del dolor y pasión por el juego. El derrame cerebral le sirvió a Graham para conocer su carácter, la pasión que él tiene por su vida.

“¿Ves a lo que me refiero?”, me dice Paul. “Es así con todos los que lo contactan. Creo que es lo que hace que siga adelante”. Graham sale solo en su silla de ruedas, va de compras e incluso cocina.

Él y Paul van a galerías o de copas cuando se ven. “Una vez me llevó a la iglesia que va en Soho”, dice Paul. “El vicario estaba feliz de verme, ni siquiera sabía el nombre de Graham o su historia”.

Para muchos es muy difícil de comprender y prácticamente imposible ponerse en el lugar de Graham. “La afasia extrema es peor que ser dejado solo repentinamente en otro país, con otro idioma y otra forma de comunicación”, explica Rudd. Pero en el caso de Graham, está relativamente cerca de la normalidad que conocía. Puede entender todo y, a pesar de que sólo pueda responder con “sí” o “no”, no está aislado. La gente siempre puede adivinar lo que quiere decir.

A futuro, ¿qué es lo que Graham quiere? ¿Pintar, leer volver a hacer abrigos? “Mmm, mmm, y urr…”. Hay algo más.

“Amor. Un novio, tener citas”, comenta Paul. “Mmm, mmm”, dice Graham.

Accidente cerebrovascular
Un derrame cerebral o accidente cerebrovascular ocurre cuando el suministro de sangre de una parte del cerebro se corta, generalmente por un coágulo que bloquea un vaso sanguíneo. Foto: BBC

“Me pidió que contactara a alguien que solía ver antes de tener el derrame cerebral, pero parece que se fue de Londres. Hay un montón de apps de citas, pero creo que para Graham tiene que ser alguien que se conozca en persona”.

“Ese es el siguiente paso”, dice Paul. “Le encantaría volver a tener una relación, como a cualquier otra persona“.

El derrame cerebral en números

  • 33% de la gente que sufre un derrame cerebral se ve afectada por afasia
  • Cada 2 segundos ocurre un derrame cerebral
  • 50% de quienes sufren un derrame cerebral quedan con discapacidad compleja.

En esta nota

#Enfermedades Accidente Cerebrovascular BBC
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain