Cuándo y cómo dejar el trabajo voluntariamente

Con la recuperación laboral más personas buscan oportunidades laborales pero hay una etiqueta para irse

En noviembre, 2.8 millones de personas dejaron sus trabajos voluntariamente./Shutterstock

En noviembre, 2.8 millones de personas dejaron sus trabajos voluntariamente./Shutterstock Crédito: Shutterstock

Más de 2.8 millones de personas decidieron cambiar de trabajo en noviembre según datos de la Oficina de Estadísticas Laborales. Es el mes en el que más salidas voluntarias de empresas ha habido desde 2008 y los analistas esperan que haya más conforme se vaya recuperando el mercado de trabajo. El hecho de que alguien deje su empleo por decisión propia se contempla como una señal de confianza laboral en las posibilidades de encontrar otra ocupación.

Antes de la Recesión esta cifra era mucho mayor y se vino abajo durante la crisis para irse recuperando poco a poco. Los analistas consideran que es bueno para empresas y trabajadores además de para los salarios ya que las salidas voluntarias suelen venir aparejadas a mejoras económicas y más competencia laboral.

Ahora bien, ¿Cuándo decidir cuándo dejar un trabajo?

Según Valerie Keels,  responsable entre otras cosas de los servicios de Recursos Humanos de Gavi, the Vaccine Alliance en DC, explica que no hay un solo motivo pero normalmente los mileniales, quienes tienen entre 20 y 30 años, suelen buscar otras ocupaciones “por mejorar sus objetivos profesionales dentro de una organización o por aprovechar una mejor oportunidad de aprendizaje laboral”. “En el caso de las personas con más experiencia, normalmente la motivación es el dinero, normalmente los cambios llegan por las oportunidades económicas”.

“La mayoría de las personas no dejan su empleo hasta que no tienen otro asegurado”, explica Tom Anderson, director de relaciones de empleados del  Houston Community College System de Texas.

Y ¿Cómo hacerlo?

Anderson sugiere que de la misma manera que uno se prepara para una entrevista de trabajo también hay que tener una preparación para la conversación que ha de tenerse cuando se despide. “En la mayor parte de las organizaciones hay que dar entre dos y tres semanas de aviso antes de dejar el puesto”, explica Keels, “aunque en el caso de las personas que están en posiciones de dirección este periodo se amplía de tres a seis semanas”.

Hay una etiqueta que seguir. “La primera persona que tiene que saber que uno renuncia es el supervisor directo”, explica Keels. Es decir, antes que a los compañeros de trabajo hay que contarlo a la dirección. “Y aunque se quiera dejar el trabajo porque está a disgusto hay que mantener la conversación en tono profesional, hacer comentarios agradables sin dar una impresión de falsedad”, explica Anderson.

En cualquier caso hay que mantener la conversación corta, aconseja Keels. No es necesario dar muchas explicaciones de por qué se decide dejar un empleo. Si es por dinero es una conversación que puede ser constructiva y si la razón gira en torno a una cuestión de la que ya se ha hablado con la dirección se puede volver sobre ello si el problema no se ha resuelto, lo que no es conveniente hacer es críticas que puedan ser nuevas para evitar da la sensación de que uno se va dando un portazo. “Se puede hablar de mejores oportunidades, mejor localización o ganas de cambio pero siempre tener una respuesta profesional”, sugiere Anderson.

Referencias

Parte de la etiqueta requiere ayudar en la transición. Si hay un proyecto entre manos o algo que necesita darse por acabado es positivo ayudar a los colegas para finalizarlo y dejar una buena última impresión. “Por motivos legales”, detalla Keels, “las empresas no dan detalles sobre cómo ha sido el rendimiento de un trabajador o referencias personales”, no obstante, es recomendable que los ex colegas dejen buenas referencias en redes como Linkedin o en eventos de networking.

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