Paranoia en el Partido Republicano
Los resultados de la elección primaria son inquietantes para el establishment partidario
La contienda electoral republicana se ha convertido en un cuadrilátero de pelea, donde todos se dan golpes sin ningún grado de contemplación. Cada uno decide no iniciar la retirada, a pesar de que solo tienen la mitad de aliento para mantenerse parados.
Se creía que, después de las elecciones de New Hampshire, los candidatos del llamado establishment iban a reducirse en cantidad. De los cuatro que participaron –Marco Rubio, Jeb Bush, Chris Christie y John Kasich—, por lo menos, dos iban a abandonar la contienda.
Jeb Bush ya expresó que movilizó a su equipo para tratar reactivar su campaña política. Las primarias del Sur de Carolina estánprogramadas para el 20 de este mes, y Bush siente que, al igual que su padre y su hermano, tendrá el apoyo del electorado de este estado.
Kasich, que se ubicó segundo en New Hampshire, también manifestó que estará batallando por el voto del Sur de Carolina. No creo que le vaya bien. Sus políticas moderadas son consideradas “radicales” en un estado donde están acostumbrados a apoyar a candidatos que se ajustan a una agenda social conservadora.
Por su parte, Rubio, que sufrió una aplastante derrota en New Hampshire, sugirió que cometió un grave error en el debate de la semana pasada, pero que su candidatura continuará en el Sur de Carolina. El senador de Florida perdió sus albores de gran comunicador cuando Chris Christie lo vapuleó en pleno debate. Le hizo ver como un robot mecanizado y como un niño de escuela que se aprende todo de memoria.
Christie, el vapuleador, logró reunir solo 7% de apoyo de los votantes de New Hampshire. Su campaña tampoco fue buena.Debido a que implica mucho dinero seguir en el camino hacia la Presidencia, Chistie dejó ayer la batalla.
Carly Fiorina tambien abandonó y Ben Carson, considerado independiente, seguramente seguirá en la carrera, pero su impacto en el resultado final es poco o nada. De manera que a muy pocos les importa si sigue o se queda en la contienda.
Este tipo de escenario político solo beneficia a una persona: a Donald Trump. El multimillonario de bienes raíces solo tiene que mirar y disfrutar cómo sus camaradas de equipo se golpean y se aniquilan.
Al final sólo quedará un candidato en su frente, quien, después de tantas batallas, se encontrará moribundo, listo para darleun golpe certero de gracia.
Así está el Partido Republicano; lejos de ser el partido político de antes. Su esencia cambió rotundamente y su nueva imagen está contaminada por los grupos más retrógrados del país.