California: Las latinas pueden tomar sus decisiones

Estas leyes que limitan la salud reproductiva se basan en la idea de que no se puede confiar en las latinas y afroamericanas de bajos recursos

Niños indocumentadosLos niños indocumentados ya tienen acceso a Medi-Cal en California.

El Medi-Cal para niños indocumentados entrará en vigor este 1 de mayo de 2016. /Archivo Crédito: Ciro Cesar | La Opinión

El mes de marzo es reconocido como el mes internacional de la mujer. Pero sabemos que aún hay mucho trabajo por realizar para asegurarnos que las casi siete millones de mujeres latinas que viven en California tengan las oportunidades y recursos necesarios para poder vivir vidas saludables, seguras y exitosas.

De hecho, California tiene un pasado sórdido cuando se trata de los derechos de las latinas.

El documental, No Más Bebés,que estrenó hace un mes en la reconocida y multi-premiada serie de PBS, Independent Lens, cuenta la historia de las diez latinas detrás del caso Madrigal vs.Quilligan. Aunque el caso es poco conocido, ilustra claramente la batalla continua que las mujeres latinas han enfrentado en California para mantener el control sobre decisiones directamente relacionadas a su salud. En este caso, diez de cientos de mujeres mexicanas y mexicoamericanas entablaron una demanda contra el Hospital del Condado de Los Ángeles después de ser esterilizadas al dar a luz en los años setenta. Muchas de estas se sintieron obligadas a firmar documentación para ser esterilizadas sin entender bien que firmaban, confiando en el personal médico.

El personal del hospital del condado de Los Ángeles volvió una rutina el solicitar firmas de las mujeres para autorizar el ligamiento de sus trompas de Falopio momentos antes de que ellas dieran a luz. Las mujeres que acudían al hospital eran de bajos recursos y hablaban poco inglés. Es decir, muchas veces no entendían que estaban firmando y en algunos casos se les dio a entender que el no firmar podría tener consecuencias perjudiciales para su salud o la salud de sus hijos.

Las diez latinas valientes que lucharon por su derecho a tener hijos en Madrigal vs. Quilligan, perdieron el caso judicial, pero ganaron cambios estructurales, incluyendo el uso obligado de formularios de consentimiento en varios idiomas y un periodo de espera de 72 horas.

Sin embargo, estas victorias no han dado fin a otras políticas estatales diseñadas para controlar las decisiones de las mujeres, en particular de las latinas y afroamericanas, cuando es tiempo de decidir tener más hijos.

Al igual que con las esterilizaciones de los años setenta, hoy California impone sanciones económicas a las mujeres que viven en la pobreza y que deciden procrear. Los temores y prejuicios contra los “inmigrantes que dependen de asistencia federal”—que estuvieron detrás de las historias de No Más Bebés –siguen en pie. Las instituciones estatales siguen entrometiéndose en decisiones personales al determinar cuántos hijos pueden tener las mujeres de bajos ingresos para poder ser elegibles para los programas de asistencia pública. De hecho, en California se determina hasta que métodos anticonceptivos son aceptables para estas mujeres. Esto tiene un impacto claro y directo sobre las latinas y sus hijos, ya que en California aproximadamente dos de cada tres latinas viven en la pobreza.

Consideremos la Subversión Familiar Máxima, (o Maximum Family Grant, MFG por sus siglas en inglés). La ley MFG limita estrictamente la asistencia para familias de bajos recursos que reciben ayuda por medio de CalWORKS, un programa con dos años de vigencia cuyo fin es el asistir a personas de bajos ingresos y proveerles con programas que les ayudan encontrar trabajo. Si una mujer da a luz a uno o más hijos mientras recibe CalWorks, debe comprobar que uno de los métodos anticonceptivos aprobados por el estado, (uno de los cuales ha estado fuera del mercado por más de diez años), no funcionó o que fue víctima de una violación o de incesto para poder obtener asistencia adicional para su hijo.

Estas leyes se basan en la idea de que no se puede confiar en las latinas y afroamericanas de bajos recursos para que tomen sus propias decisiones sobre su salud reproductiva y que la intrusión del gobierno en tales decisiones familiares es aceptable. Hoy en día, es claro que las historias relatadas en No Más Bebésno caen muy lejos de las restricciones a las que son sometidas algunas mujeres latinas en California. Es tiempo de que la legislatura estatal adopte una postura que permita deshacernos de una vez por todas de los persistentes prejuicios y opresión adoptada hace tantas décadas.

De ser así, la celebración de la mujer – y por lo tanto de sus derechos y decisiones – no se limitaría a un solo mes. Al contrario, sería una realidad diaria.

 

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