Así termina el juicio de Medrano: 4 años tras las rejas
Fue acusado de secuestro, violación y abusos, por parte de la mujer que se casó con él
El mexicano Isidro Medrano García, quien durante una década convivió con una joven compatriota que lo terminó por denunciar por secuestro, violación y abusos, fue sentenciado este viernes a cuatro años y cuatro meses de cárcel por los 3 cargos de actos lascivos con una menor por los que fue condenado en un juicio que concluyó en marzo.
El juez Michael Leversen, de la Corte Superior del condado de Orange, aplicó la pena máxima posible para el caso, si bien Medrano solo pasará cuatro meses más en prisión, según confirmó a Univision Los Ángeles la fiscal Whitney Buckovski, encargada de llevar la acusación en este caso.
Medrano ha pasado dos años entre rejas, pero gracias a los créditos carcelarios ha visto reducido su tiempo en la cárcel a la mitad. Cuando finalice su condena será entregado a las autoridades migratorias para tramitar su deportación. El reo quedó registrado de por vida como delincuente sexual en Estados Unidos.
El caso de Medrano saltó a la luz pública en 2014, año en el que su víctima declarara a la policía de Bell Gardens, en el sur de California, que llevaba 10 años secuestrada por quien entonces era ya su esposo, un hombre al que describió como agresivo y quien había abusado de ella desde que era una adolescente.
Según la versión de la mujer, que ahora tiene 26 años, Medrano, de 42, la drogó para llevársela a un garaje convertido en apartamento improvisado cuando ella tenía 15 años y vivía en Santa Ana. Por aquel entonces, en 2004, Medrano era el novio de su madre, con la que, tal y como trascendió en el juicio, la víctima no mantenía buenas relaciones.
Los primeros abusos sexuales ocurrieron en la vivienda que todos compartían, y continuaron cuando el hombre y su víctima comenzaron una convivencia en común.
Durante los años que siguieron, Medrano y la joven siguieron en el sur de California y adoptaron nombres falsos. Se casaron y tuvieron una hija. En el juicio trascendió que la denunciante tuvo libertad de movimientos durante la década que pasó con Medrano, incluido teléfono y vehículo propio. Además, mientras el hombre iba a trabajar, ella asistía a clases de inglés y baile.
Una niñera que les ayudaba con el cuidado de la hija, declaró que la víctima de los abusos se quejaba de que Medrano llegaba a casa muy cansado y no atendía sus necesidades sexuales.
El jurado terminó por exculpar a Medrano de los cargos de secuestro y violación, aunque sí determinó que el mexicano había abusado sexualmente de una menor. En el momento en el que comenzaron su relación, la joven era una adolescente.