Editorial: La ‘verdad histórica’ se cayó a pedazos
El reporte final de GIEI sobre Ayotzinapa deja sin resolver lo ocurrido, aunque se sabe lo que no pasó
Algo ha fallado en los cálculos del gobierno de Enrique Peña Nieto cuando se llaman a expertos internacionales para dar transparencia a la investigación de la desaparición de 43 norrmalistas y el resultado es todo lo contrario. Los expertos, lejos de sostener las hipótesis oficiales, destruyeron una y otra vez con sus hallazgos la “verdad histórica” promovida por la Procuraduría General de México.
El reporte final del Grupo Interdisciplinario de Expertos Internacionales (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos relata un operativo en un radio de 80 kilómetros en que participaron policías de varios municipios de manera coordinada, además de establecer que la Policía Federal y el Ejército -el Batallón 27 de Infantería está en Iguala- tenían conocimiento de lo que estaba ocurriendo con la detención de los estudiantes.
La investigación del GIEI no llega a descifrar qué ocurrió con los normalistas. En su reporte se denuncia que las autoridades mexicanas obstaculizaron su labor, al igual que se impidió entrevista a efectivos del Ejército. Lo que sí se sabe es que lo ocurrido el trágico 24 de septiembre no tiene nada que ver con la versión oficial desde la intención de los normalistas hasta su incineración en el basurero de Cocula.
Las irregularidades cometidas por la PGR en su investigación son muchas. Una de la más llamativas se refiere al hallazgo de los restos del normalista Alexander Mora.
Un día antes de que sean encontrados sus restos, la PGR visitó el sitio del hallazgo aunque no registró oficialmente en ningun lugar esa visita. Al día siguiente, la PGR invita al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) al mismo lugar diciéndole que algo puede ocurrir allí. El EAAF no le hizo caso, ya que ellos ya tenía planeado el día y por costumbre no siguen recomendaciones durante su investigación. Finalmente justo allí, sin testigos independientes, se hallaron los restos del único normalista que se sabe que está muerto.
Esto, como otros aspectos, muestran que a toda costa se ha tratado de crear una narrativa obtenida a base de torturas en vez de buscar la verdad. El reporte y la partida del GIEI es, como hemos dicho, el camino al carpetazo. Ojalá estemos equivocado, pero las señales están allí, de la impunidad e incompetencia de la justicia mexicana.