Los jóvenes Gustavo y Carlos habrían muerto ahogados
A espera de una autopsia oficial, crece la especulación sobre la muerte de los jóvenes latinos
“Eran muy alegres, contentos, divertidos”. – Helen Castillo, compañera de los jóvenes
El trinar de los pájaros, la soledad y la aparente quietud de sus aguas convierten esta parte del río Los Ángeles en Glassell Park en un lugar idóneo para acercarse a la naturaleza y relajarse.
Pero el reciente ahogamiento de dos alumnos de la secundaria Sotomayor aclara que se trata de una trampa mortal por la profundidad del cauce y lo remoto para enterarse que es necesario un rescate.
Aparentemente, Gustavo Ramírez y Carlos Jovel, de 15 y 16 años respectivamente, fueron a esa zona, a la altura de la cuadra 1900 al norte de San Fernando Road, después de la escuela el viernes. Una de las teorías es que uno de los chicos cayó al río y que el otro se lanzó para intentar rescatarlo.
Su búsqueda inició hasta que los reportaron desaparecidos, la noche del viernes.
“Todavía no lo puedo creer, duele mucho perder a mis amigos así, saber que se ahogaron y que sus cuerpos estaban debajo del agua y que nadie sabe que pasó”, dijo Sebastián Hernández, quien estudió con ambos en la secundaria Sotomayor, ubicada frente a la zona donde fallecieron.
Hernández, quien conoció a Jovel en la escuela intermedia Nightingale, fue este martes al lugar donde los cuerpos de éste y Ramírez fueron encontrados por equipos de rescate. Ahí se colocó un altar con veladoras, flores y dos camisetas blancas. “Siempre en nuestro corazón”, se leía en un globo.
En un plato de cartón, detenido por la botella de una bebida que solía tomar uno de los fallecidos, se escribió una pregunta que aún no tiene respuesta:
“¿Qué fue lo que pasó?”
“No parece algo real”, expresó Helen Castillo, quien estudió con ambos una clase de matemáticas en Sotomayor. “Eran muy alegres, contentos, divertidos”, agregó.
Ella dejó un rosario de color azul en el altar improvisado.
Antes de llegar al lugar donde se ahogaron los adolescentes un cartel advierte del peligro de nadar ahí.
Un joven que frecuenta la zona confirma los riesgos de entrar en sus aguas. “Ese río es una trampa mortal”, dice. “Un día intenté pasarlo, el agua me llevaba a la rodilla, pero casi me llevaba la corriente. Cuando empieza a llover en segundos se llena”, señaló.
El ambiente de luto continuaba el martes en la secundaria Sotomayor, donde se ofrecía consejería a los estudiantes afectados.
“Su muerte es una pérdida para todo el Distrito Escolar de Los Ángeles”, expresó en un comunicado la superintendente Michelle King.
El Forense confirmó la identidad de los chicos, pero no ha revelado el resultado de las autopsias.