Carta del editor: Estamos muy orgullosos
De sus historias de superación y el éxito de nuestros jóvenes, muchos de los cuales viven en condiciones adversas económica y socialmente, se puede deducir el lema: Sí, se puede
Esta semana, Isaías Alvarado presentó una serie de reportajes sobre alumnos latinos de secundarias en nuestros barrios, que con gran esfuerzo y sacrificio propio y de sus padres, lograron no solamente finalizar el ciclo lectivo, sino que fueron aceptados a algunas de las mejores universidades.
LEE LA SERIE: Latinos: un éxito educativo
De sus historias de superación y el éxito de nuestros jóvenes, muchos de los cuales viven en condiciones adversas económica y socialmente, se puede deducir el lema:
Sí, se puede.
Con perseverancia y tenacidad, se puede.
Estudiando, se puede.
Jordi Rodríguez, hijo de una madre soltera que trabaja en un taller de costura, pasó de calificaciones bajas y amistades dudosas a ingresar a la mejor universidad de Estados Unidos –Princeton- en la difícil carrera de física.
A Kimberly Davis sus padres la trajeron de bebita, indocumentada, de Mazatlán, Sinaloa, México.
Ahora, se graduó de la secundaria Montebello y estudiará en la prestigiosa Universidad Brown, otra del grupo Ivy League.
María José Solorzano, hija de un bodeguero y de una niñera que vinieron de El Salvador, estudió en la secundaria Belmont y estudiará ¡biología molecular!, también en la mejor, en Princeton.
Joseph Chávez, también de la secundaria Montebello fue aceptado por el Colegio Dartmouth de New Hampshire, del que se han graduado varios premios Nobel.
Cada adolescente con su historia de esfuerzos e intentonas. Cada uno es un ejemplo para sus hermanos, para sus vecinos de comunidad, para los latinos todos. De que el camino del éxito para por la escuela.
Sí, así se pudo. Contra las circunstancias. Estamos orgullosos de ellos.