Columna del editor: ‘Detengámonos’
En el corto lapso de una semana se generó un ambiente caldeado, de hostilidad y violencia, de intolerancia y resentimiento
El ataque de un francotirador parapetado que mató a cinco policías al término de una protesta contra la violencia policial en Dallas demanda que la ciudadanía entera exija a las partes beligerantes un alto al fuego.
Sí, como en las guerras civiles.
Porque en el corto lapso de una semana se generó un ambiente caldeado, de hostilidad y violencia, de intolerancia y resentimiento.
Un ambiente que recoge de un lado las muertes de jóvenes negros a manos de policías, injustificadas y que las autoridades federales están investigando. Y del otro el asesinato, la ejecución de cinco servidores del orden a manos de un francotirador que supuestamente clamaba venganza.
Es un ambiente que debería desaparecer así como vino.
Aparentemente se trata de una confrontación entre la comunidad afroamericana de Estados Unidos y las fuerzas policiales. Es una dicotomía absurda. Dar crédito a esta versión avivará el fuego y estimulará más actos de sangre, de venganza.
No debemos permitir este descenso al infierno.
Se puede protestar por la muerte de afroamericanos por agentes armados impulsados por el miedo y el racismo institucional.
Y al mismo tiempo, protestar por el asesinato cobarde de policías que protegían a los manifestantes en Dallas, así como la población y la propiedad.
Protestamos y condenamos ambos.
La comunidad latina tiene un interés supremo en que se mantenga el sentido común y la solidaridad de la población. El mismo interés que el resto de la gente.
El peligro mayor es que el nivel de diatriba y odio azuzados en la campaña electoral eche leña al fuego de la violencia. Es hora de detenerse, dialogar y volver a la senda de la cordura.
De lo contrario estas escenas se repetirán.