Texto servidor: periodistas al servicio de intereses políticos

Cada texto servidor acribilla la libertad de expresión, escribe en su columna Samuel Schmidt

Oaxaca

Crédito: Aurelia Ventura | Impremedia/La Opinion

Pocas veces he encontrado un epíteto más atinado que texto-servidor, son esos periodistas al servicio de intereses políticos: gobierno, partidos políticos, o empresarios.

No es censurable escribir para un patrón, pero el periodismo exige hacer público quién emplea. En México el gobierno le paga secretamente a periodistas, les de contratos, concesiones, y les facilita negocios. A cambio prestan servicios: diseminar la verdad del patrón.

El periodismo exige apego a la veracidad, si prefieren informar una parte de la verdad, que sean honestos y digan quién paga. No deben engañar impactando la credibilidad en los medios, que equilibrar al poder. El epíteto da en el clavo. Periodista que oculta su compromiso pecuniario se prostituye, traiciona a la sociedad y acribilla a la democracia.

Uno de éstos, reaccionó ante la tragedia de Nochixtlán con: “Ahí está, querían su muertito”. La lucha social no busca masacre o inmolación. Que publique a quién del gobierno le conviene que se crea que los maestros buscan un muertito.

Es zafio pensar que los que se aventuran a la lucha por sus ideas, lo hagan buscando martirologio, y requieran sangre para continuar en la lucha. El texto-servidor descalifica las causas del conflicto y perversamente sostiene que la protesta busca muertos. La acusación descalifica a los líderes, que supuestamente utilizan al gremio como carne de cañón. El texto servidor busca descalificar la lucha y los luchadores.

Se hace cada vez más frecuente que las fuerzas policiacas se enfrentan a la sociedad; lo encontramos en muchos sistemas políticos. Esto se llama represión. Pero hay distintos sistemas represivos, aunque todos involucran brutalidad y exceso, que dispara energías en ambas direcciones. En la represión las leyes de Newton no se cumplen.

Esto no existe para el texto servidor. El justifica la represión brutal, el asesinato de inocentes, porque sostiene que buscaban esa represión como si fuera la sangre que alimentara al cuerpo social.

Alguien puede buscar daños en sus filas. Lo hicieron los nazis, lo hace Hamas. Hay quién usa escudos humanos sabiendo que la represión los dañará, pero la mayoría sale a la calle pensando que el gobierno tendrá sensibilidad y no alineará las armas contra gente inerme. La protesta social no es una declaración de guerra, es un reclamo para cambiar. El texto servidor cuestiona la representatividad de los que protestan, olvidando que sus jefes no lograron mayoría para gobernar.

En Nochixtlán las imágenes no mienten, la policía disparó con armas de alto poder contra la gente. Esa evidencia es irrelevante para el texto servidor, porque su compromiso es darle la razón a sus patrones.

El fuego contra la sociedad debe ser la última respuesta, y no para matar. Para contener la protesta social existen muchos recursos democráticos.

Con cada ciudadano asesinado se mata una posibilidad democrática. Cada texto servidor acribilla la libertad de expresión.

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