Negocios latinos sufren periodo de ‘vacas flacas’ en Pico Rivera
En junio se venció el plazo de la remodelación de un cruce en el límite de Pico Rivera y Downey que está afectando a varios negocios latinos
El restaurante Sam’s Burgers de Pico Rivera es uno de los impactados por una obra de remodelación Crédito: Isaías Alvarado | La Opinión
Ni las moscas se paran en el negocio de Karla Rincón, que se especializa en fajas femeninas.
“Hay días en que nadie viene”, aseguró Rincón, quien administra este local que ha sido afectado por una obra de remodelación en los límites de las ciudades de Pico Rivera y Downey.
Desde noviembre pasado, cuando iniciaron los trabajos de ampliación en la esquina de Telegraph Road y el bulevar Rosemead/Lakewood, circular por esa zona se convirtió en una pesadilla.
Por la reducción de los carriles, las vueltas prohibidas y la cercanía con rampas de acceso y salida de la autopista 5, pasar por ese crucero en horas pico pone a prueba la paciencia de cualquiera.
La falta de clientes, por consecuencia, ha afectado a los negocios en el área.
“¿Tú crees que la gente quiere venir a sufrir para comprarme una faja?”, expresó Rincón. “Esto es horrible”, agregó.
Sobre la Telegraph Road, las mesas solitarias del restaurante Sam’s Burgers muestran que tampoco la están pasando bien. De poco les ha servido un cartel que asegura que abren durante las obras.
“Mire usted, está vacío, a esta hora yo tenía 10, 12 mesas ocupadas”, expresó su dueño, Jorge Pelayo, apuntando las sillas en su establecimiento, que opera desde hace 25 años en ese lugar.
Sus ventas han caído al menos un 40%, calcula el restaurantero y menciona que tres empleados renunciaron después de que recortó sus jornadas laborales. Ahora su esposa e hija le ayudan.
“Esto es para cerrar, pero tengo que aguantar porque cerrando pierdo más”, dijo Pelayo.
El principal enfado de Pelayo, Rincón y otros comerciantes entrevistados por La Opinión es el retraso en los trabajos de ampliación, cuyo plazo se había fijado para junio pasado.
“A veces paso y les pito a los trabajadores porque solo veo que hay dos y no hacen nada, y todo el tráfico parado”, comentó Jorge Macías, dueño del local de preparación de impuestos Tri Tax, que –según su dueño- ha perdido un 20% de sus ingresos en los últimos meses.
Este martes, un pequeño grupo de trabajadores de la construcción hacía trabajos mínimos en dicho crucero, que lucía acordonado con cinta, conos y señalamientos.
El municipio de Downey se comprometió a responder a las preocupaciones de estos comerciantes y a explicar sobre dicha remodelación, pero no lo hizo al cierre de esta edición.
“No hay manera de evitar las molestias que causará a los conductores; sin embargo, hemos experimentado una amplia difusión pública para informar a los conductores del tráfico”, declaró hace unas semanas al rotativo Whittier Daily News el subdirector de Obras Públicas de Downey, Ed Norris.
El proyecto de rehabilitación de este crucero costará 2.6 millones de dólares y ha sido financiado a través de una subvención de la Agencia Metropolitana de Transporte del condado de Los Ángeles (Metro), así como por recursos de las ciudades de Pico Rivera y Downey.
Su beneficio será ofrecer carriles mejorados y más amplios para voltear hacia la izquierda en todas direcciones y un nuevo espacio para doblar hacia la derecha en dirección este. Se cree que esta obra será compatible con los estándares del año 2035, cuando habría un aumento del tráfico del 16%.
Pero ahora la pregunta más recurrente es cuándo terminará la construcción.
“No sabemos”, dijo Mery Soto, quien desde hace seis años vive en un apartamento cercano al crucero en cuestión. “Es horrible el tráfico y vemos que no hay nadie trabajando”, afirmó.
