Incendio BlueCut: Un monstruo de fuego continúa su paso en San Bernardino

Las llamas han consumido más de 30,000 acres de terreno y está contenido al 4%

El fuego arrasó con varias estructuras y vehículos. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

El fuego arrasó con varias estructuras y vehículos.  Crédito: Alejandro Cano | Especial para La Opinión

Un día después de iniciado el panorama era desolador en las montañas del condado de San Bernardino asediadas por el incendio Blue Cut; las imágenes eran dignas de una película apocalíptica y de terror.

Las llamas del voraz incendio seguían implacables, devorando acres de terreno como si una lengua de fuego avanzara por las colinas.

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Durante la noche del martes, el incendio que comenzó alrededor de las 10:30 a.m. en el área del Cajon Pass, había consumido más de 30,000 acres de vegetación, destruyendo viviendas, vehículos y estructuras a su paso.

Armazones de camiones y estructuras calcinadas se apreciaban en las áreas hasta donde se permitió el acceso a la prensa.

La intensidad y el rápido crecimiento del fuego mantienen clausurados varios tramos de las rutas de transporte más importantes de la zona afectada, entre ellas, la autopista 138 y la interestatal 15, que conecta el sur de California con Las Vegas.

Más de 1,500 bomberos trabajan en las labores de extinción de las llamas, que cuentan además con la asistencia de 10 aviones cisterna, 2 aviones cisternas de gran tamaño ( VLATS, por sus siglas en inglés) y 17 helicópteros.

El condado de San Bernardino permanece desde el martes en estado de emergencia y las autoridades admitieron que no es posible conocer todavía el número de estructuras y edificios que han sido destruidos por las llamas.

COBERTURA ESPECIAL: INCENDIOS EN CALIFORNIA

Bomberos observan la lucha contra las llamas en las montañas de San Bernardino. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
Las llamas continúan imparables en las montañas de San Bernardino. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

Evacuados

Las llamas avivadas por las fuertes ráfagas de viento destruyeron el histórico restaurante Summit Inn, ubicado en la zona de Oak Hill y obligaron a la evacuación de más de 82,000 de residentes, incluyendo Angie Baker y Chris Austin, residentes del área del Cajon Pass.

La pareja que había estado vacacionando por un mes en Islandia, escapando del calor local, buscó refugio en el centro de evacuación instalado en el centro comunitario Jessie Turner en la ciudad de Fontana. Hasta ahí llegaron varias familias huyendo del horrendo siniestro.

“Uno se siente impotente, no sabes que pensar más que huir para salvar la vida. Lo material se puede recuperar, pero la vida solo es una. Me siento muy preocupada en no saber nada, es muy estresante”, comentó Baker.

Austin recibió la llamada de emergencia de Baker mientras daba su lección en la escuela secundaria Beaumont, donde trabaja como maestro. Lo primero que  pensó fue en huir, sin embargo, la falta de conexión telefónica generó pánico entre la pareja. Austin dijo que no saber de Baker por unos minutos pareció una eternidad, tomando en cuenta lo poco que sabía de la situación.

En realidad la pareja sabía poco del incidente, pero lo que sabían era que las llamas se acercaban a su modesta propiedad que habían adquirido tras años de esfuerzo. Era momento de huir, dijo Austin.

La pareja tomó algo de dinero en efectivo, documentos de identificación y a sus dos mascotas, “Daisy” y “Duende”, y huyó de su hogar, que hasta el miércoles continuaba amenazado por el voraz incendio.

“Cuando me preguntó qué llevar le respondí ‘nada’, solo tu persona, ah y nuestros ‘babies’. En momentos como estos es mejor obedecer. Muchos de mis vecinos se quedaron disque para salvar sus propiedades, pero no entienden la magnitud del problema”, dijo Austin. “Es mejor prevenir que lamentar”.

Hasta el centro de evacuación también arribó Richard Gillette, acompañado de sus dos perros pastor alemán. Gillette dijo no estar preocupado por su propiedad, una vivienda rodante, ya que contaba con póliza de seguro. Lo que realmente le importaba a Gillette estaba consigo, sus dos mejores amigos.

“Lo dejo en manos de Dios. En el 2008 me libré del incendio y tengo fe de que este incendio se desvíe y perdone mi hogar. Por el momento estoy bien sabiendo que tengo refugio”, dijo Gillette. “No deja de ser estresante y confieso tener miedo, pero me doy ánimos solo”.

La mañana del miércoles, el jefe de bomberos del condado de San Bernardino, Marc Hartwig, dijo que nunca había visto un incendio de tal intensidad como el Blue Cut, y aseguró a la comunidad estar haciendo hasta lo imposible para combatir el siniestro.

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Las condiciones meteorológicas, junto a la severa sequía que arrastra desde hace años California, no están ayudando a los bomberos en su lucha contra el fuego, ya que continúa en la zona el tiempo cálido y seco, con muy poca humedad relativa y con rachas de vientos que pueden llegar hasta los 30 millas por hora.

“Se alineó todo. El viento, el combustible y la topografía (…). Cuando eso sucede no hay nada que puedas hacer. Podrías usar todos los recursos de lucha antiincendio del mundo y el fuego continuaría”, apuntó el capitán Howard Deets.

Bomberos observan la lucha contra las llamas en las montañas de San Bernardino. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
Bomberos observan la lucha contra las llamas en las montañas de San Bernardino. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

Búsqueda de víctimas

Este miércoles también, las autoridades enviaron perros de rastreo para estar seguros de que todos los residentes evacuaron. Las autoridades creen que la mitad de los 82,000 residentes en la zona de riesgo no habían obedecido las órdenes, una decisión testaruda y peligrosa, añadió Hartwig.

Después de destruir una caseta de pesaje, dañar un restaurante popular y destruir por completo el histórico restaurante Summit Inn, en donde según la leyenda el cantante Elvis Presley patió una rocola por no tener su música antes de abandonar el lugar enojado, el incendio amenazaba la comunidad de Lytle Creek.

Elementos del orden vigilaban de cerca las llamas que también amenazaban con descender hasta la comunidad montañosa de Wrightwood.

Treena Smith, residente del lugar, oraba para que las condiciones climatológicas cambiaran y las autoridades pudieran contener el voraz incendio y salvar así su propiedad y pertenencias. Smith dijo sentir angustia e impotencia pero agradeció a Dios estar con vida.

Un bomber apaga los remanentes de la destrucción provocada por las llamas. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN
Un bombero apaga los remanentes de la destrucción provocada por las llamas. /ALEJANDRO CANO, ESPECIAL PARA LA OPINIÓN

“Da miedo cuando no tienes nada que separe a las llamas de ti y de tu casa, que es tu vida”, dijo, por su parte, la residente en la zona Caroline McNaught a la radio pública NPR.

El fuego sorprendió también a los turistas que se encontraban en el área, como los españoles Josep Barberillo y Rosa Cañizares, que volvían del desierto de Mojave y que, en declaraciones a Los Ángeles Times, contaron que tuvieron que refugiarse en un centro de acogida de la ciudad de Hesperia.

El “Blue Cut Fire” se suma a una racha muy negativa de fuegos en diferentes partes de California a lo largo del año que han acabado con la vida de ocho personas y han destruido cientos de casas.

No obstante, expertos indican que lo peor podría estar por venir, ya que la temporada habitual de incendios en el sur de California no suele comenzar hasta el otoño, cuando llegan los fuertes y cálidos vientos de Santa Ana.

El jefe del Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California, Daniel Berlant, indicó a través de Twitter que, en estos momentos, hay alrededor de 10,000 bomberos trabajando en los ocho grandes incendios que hay activos en todo el estado.

Con información de EFE

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