Trump: reclamos antidemocráticos

La inminente derrota del magnate republicano nos preocupa por el clima de inestabilidad que él está promoviendo en el país

A sólo tres semanas de las elecciones, todo indica que, a menos que ocurra algo inusitado, Trump perderá la Casa Blanca debido, principalmente, a que él mismo ha cavado su tumba política.

La inminente derrota de Trump, sin embargo, preocupa no sólo a sus seguidores sino a quienes nos hemos opuesto desde el principio a su candidatura por el clima de inestabilidad que ha empezado a generar en el país. Como todos sabemos, al empresario no le gusta perder ni asumir responsabilidad alguna por sus acciones y ahora que las encuestas muestran que está 11 puntos por debajo de Clinton en las preferencias electorales, ha preferido jugar el lastimoso papel de víctima.

En las últimas semanas se ha dedicado a denunciar, sin bases, que el sistema electoral está corrompido, que Clinton y los medios han orquestado una conspiración en su contra y que las graves acusaciones de acoso sexual que varias mujeres le han hecho recientemente son sólo mentiras ridículas. En su delirio de persecución se ha quejado incluso de que el multimillonario Carlos Slim, quien es accionista del diario The New York Times, está detrás de los ataques en su contra porque es  mexicano.

A Trump no se le ocurre, ni por equivocación, pensar que millones lo rechazan por la interminable lista de ofensas que ha hecho a la vista de todos. Ahí están, para citar algunos ejemplos, los ataques a los mexicanos, a los musulmanes, a los veteranos, a la familia de un héroe de guerra, a un periodista discapacitado, a los afroamericanos y, para cerrar con broche de oro, a las mujeres, que constituyen más de la mitad del electorado nacional.

Los videos y grabaciones que han salido a la luz en estos días muestran claramente que Trump es un misógino con serios problemas sexuales. No sólo cree que puede besar y manosear impunemente a cualquier mujer sino que ha hecho comentarios repugnantes acerca del físico de su propia hija y sobre la posibilidad de salir con niñas cuando crezcan. También se ha vanagloriado de que, como es dueño de varios concursos de belleza, se ha podido meter sin aviso a los vestidores de las participantes, incluyendo a los de Miss Teen USA, cuyas edades fluctúan entre los 14 y los 19 años.

Ninguno de estos alegatos son invenciones de los enemigos de Trump. Son sus propias confesiones, que ahora desmiente sin recato alguno. Lo más preocupante de todo este teatro es  que, por desgracia, su base cree ciegamente en él y está dispuesta a seguirlo en su loca carrera por desestabilizar al país sino se cumple su capricho de llegar a la Casa Blanca.

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#Elecciones2016

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