“Mis estudiantes bilingües y biculturales”
Enseñar periodismo en español en California es una tarea sumamente compleja pero muy gratificante. A las aulas de CSUN llegan estudiantes con la ilusión de aprender a investigar, reportear y escribir las historias que importan a nuestras comunidades latinas.
Dependiendo de las clases que tomen, son instruidos en inglés, en español y a veces en Spanglish. Muchos de ellos son los primeros en sus familias en asistir a la universidad y llegan con la esperanza de encontrar oportunidades en el mundo profesional una vez reciban su diploma.
Los aprendices se enfrentan a la tarea de entender el contexto en el que viven, muy distinto al que había hace casi un siglo: California concentra mayor población de hispanos del país y Los Ángeles es el condado con más latinos (15 millones y 4.9 millones respectivamente, según los datos del Censo).
A través de las lecturas y las discusiones en clase aprenden a analizar la historia contemporánea. Y en el proceso examinan no sólo las condiciones que propiciaron el incremento de la presencia latina en Estados Unidos; sino que ponen en perspectiva sus propias historias personales. Esto les permite encontrar esa mirada transnacional tan necesaria en estos días.
En las aulas examinan también la forma en que los medios informativos y de entretenimiento han representado a los latinos y comparan estas tendencias con el rol que han cumplido los medios en español. Estas discusiones les ayudan a entender lo importante que es prepararse concienzudamente para cuando les toque incorporarse al mundo laboral.
Y cuando llega el momento de entrenarse como cronistas, les toca afianzar sus habilidades lingüísticas. Son jóvenes que han crecido viviendo en dos culturas y hablando dos idiomas. Dependiendo del distrito escolar en el que se educaron, sus circunstancias familiares o su ímpetu en aprender, tienen mayor o menor destreza en una u otra lengua. Pero todos tienen la enorme capacidad de poder traducir las dos culturas a las que sienten pertenecer.
Muchos de ellos han accedido a la educación superior a pesar de las cortapisas que han encontrado en el camino y que parece ensañarse en entorpecerles el camino hacia el ascenso social. Son jóvenes valientes, responsables, trabajadores. Y tal vez no sea objetiva porque son mis alumnos, pero que más da, como sabemos, el periodismo dejó la utopía de la objetividad hace mucho tiempo para centrarse en una labor aún mucho más encomiable y que es la búsqueda de la verdad. Y ésta es la verdad de mis estudiantes bilingües y biculturales: son un grupo de soñadores respetuosos de la diversidad y la interculturalidad. Constituyen esa joya que a veces esta sociedad se empeña en desconocer.
Cuando se embarcaron en la tarea de revisar las hemerotecas y examinar el trabajo periodístico que ha hecho La Opinión durante estos noventa años de existencia, mis alumnos han tenido la oportunidad de entender un poco más profundamente la importancia de este tipo de oficio que se inserta más en el periodismo cívico y comunitario, este tipo de periodismo que busca la denuncia de las injusticias sociales y que se sabe responsable de dar la voz a quienes no tienen acceso al discurso mayoritario. Y así lo han documentado a lo largo de estas nueve semanas de reportes especiales.