Editorial: Designar a Sessions sería un error
La designación del senador Jeff Sessions para el Departamento de Justicia equivale a colocar al lobo para cuidar las ovejas. No es una exageración.
El presidente electo, Donald Trump, quiere poner al frente de la agencia federal a cargo de defender los derechos civiles a una persona con un largo historial en oponerse a las minorías raciales y los inmigrantes.
Si el legislador republicano por Alabama es confirmado por el Senado, el Departamento de Justicia hará un giro de 180 grados en sus prioridades.
Sessions ha criticado la política del presidente Barack Obama de investigar agencias policiales y dar decretos de consentimiento por violaciones de derechos civiles. Los esfuerzos para eliminar las prisiones privadas están bajo amenaza. Las prioridades locales de prevención y rehabilitación de presos podrían cambiar a estrategias punitivas y solo de castigo contra la delincuencia.
La protección de los derechos del votante está en peligro. Si bien Sessions fue uno de 98 senadores que votó en 2006 en favor de extender la Ley de Derechos del Votante (VRA), él se opuso a la cláusula que exige la supervisión federal de Estados con antecedentes de discriminación racial, como Alabama, diciendo incorrectamente que era problema superado.
En 1985, Sessions, como fiscal de distrito, usó la VRA maquiavélicamente para procesar a colaboradores de Martin Luther King que promovían el voto afroamericano. En otras ocasiones dijo que era una ley “intrusiva” y solo buscaba “ciertos resultados políticos.”
Por eso se cree que la prioridad del Departamento de Justicia pasará de proteger el acceso del votante a la urna, a bloquearlo bajo la excusa de un fraude inexistente.
En cuanto a inmigración, Sessions es una pesadilla. Está de acuerdo en quitarle la ciudadanía a los hijos de indocumentados nacidos en EEUU y acepta prohibir la inmigración de musulmanes. Desde su nuevo puesto, el senador tendrá el poder de remover jueces de inmigración que no considere suficientemente duros y cambiar las condiciones de asilo, entre otros.
En 1986 Sessions fue la primera nominación judicial rechazada por el Comité de Justicia del Senado en 48 años. Básicamente, la Cámara Alta de mayoría republicana de entonces se opuso al nominado para juez federal por Ronald Reagan, por su racismo.
Los tiempos cambiaron, pero Sessions mostró como senador el mismo de antes. El racista de ayer, es el racista de hoy. Por eso es un infamia que ahora se lo nomine para dirigir el Departamento de Justicia y la protección de derechos civiles.