La reconstrucción de Chapecoense, el club busca unos 30 futbolistas profesionales y no quiere piedad

Tras el accidente aéreo, el orgullo brasileño que conmovió al mundo comenzó la pretemporada con caras nuevas e historias del corazón

Vestuario del Chapecoense

Neto, sobreviviente del accidente, charla con los juveniles del club en el vestuario. Crédito: Cortesía Chapecoense

La noche de la víspera, en Chapecó no se hablaba de otra cosa. Sentados en sillas plásticas que bajan desde autos y camionetas, los habitantes de esta ciudad catarinense tienen como costumbre adueñarse de las veredas para compartir alguna bebida o pasarse de mano en mano un chimarrão (la versión brasileña del mate).

Por la avenida Getúlio Vargas, una de las principales, que atraviesa casi por completo esta ciudad enfocada en la agroindustria, de poco más de 200 mil habitantes, las conversaciones se centraban en la vuelta del gran orgullo local, Chapecoense, a los entrenamientos. Se trata del comienzo de una nueva era, de la reconstrucción. Y todos aquí se sienten parte de eso.

Este viernes, el vestuario principal del estadio Arena Condá, que se vistió de luto y fue escenario de homenajes -aún lo es- por los 71 fallecidos en el accidente aéreo que sufrió la delegación de Chapecoense que viajaba a Medellín, Colombia, para disputar la final de la Copa Sudamericana, volvió a sentir el movimiento de los jugadores, de la prensa y, sobre todo, a respirar fútbol.

El plantel profesional que afrontará siete torneos este año, fue presentado en una ceremonia sencilla, llena de emociones, abrazos y, claro, algunas lágrimas. Se preparan para una temporada especial, repleta de desafíos. Y si algo quedó claro, según el mensaje de futbolistas, dirigentes e hinchas del verde del oeste, es que no quieren sentir piedad.

De hecho, se sienten reconfortados por saber que aquella petición para eximirlos de la posibilidad de descender no pasó de eso…un pedido. Parecen listos para dar pelea.

Hay demasiadas caras nuevas. Todos fueron contratados bajo el mayor sigilo, debido a la exposición mediática inédita a la que fue sometido, inevitablemente, el club verde. Según el director de fútbol, Rui Costa, aún están lejos de retirarse del mercado.

“Precisamos entre 25 y 30 profesionales, porque esta será una temporada de muchos partidos, entre campeonatos locales y copas internacionales”, dijo el empresario. “Es un desafío para la comunidad de Chapecó entera formar un equipo y reestructurar un club en 15 días. Pertenecemos a una gran institución, admirada y respetada en todo el mundo“, agregó sobre la carrera contra el tiempo que encaran antes del debut del 21 de enero, en el amistoso contra Palmeiras.

Los viejos conocidos fueron los que aportaron la cuota emotiva bajo una de las plateas del Arena Condá. Junto al plantel profesional, vestido con la ropa de entrenamiento, estuvo Neto, uno de los jugadores sobrevivientes (los otros son Alan Ruschel y Jackson Follmann).

El zaguero, que aún se apoya en muletas para caminar, no tiene previsión de regreso, pero la ilusión en Chapecó hizo que, al igual que a Ruschel, se le destine un cupo en la nómina que encarará esta temporada 2017.

Se lo notó muy emocionado, sobre todo cuando el nuevo presidente del club, Plinio David De Nes, le dedicó algunos minutos de su vibrante discurso. “Neto es el ejemplo para todo este plantel, algún designio hizo que él esté aquí hoy.

Tengo la total convicción de que volverá a jugar, a disputar con lealtad un puesto con quien sea, como siempre lo hizo”, dijo el directivo. Neto además mantuvo charlas particulares con casi todos sus nuevos compañeros en el vestuario, demostrando cuál será su función hasta que pueda volver a ponerse los botines.

Siguiendo con las pocas caras acostumbradas del plantel, quien se erige como nuevo líder dentro de la cancha es el argentino Alejandro Martinuccio, ex Nueva Chigago y Peñarol, entre otros, quien por una lesión, no subió al fatídico vuelo 2933 de LaMia.

Dijo encontrarse en óptimas condiciones para enfrentar la pretemporada. “Lo extraño de todo esto es que me siento un refuerzo, porque a pesar de que llevo un tiempo acá, no conozco a casi ninguno de mis compañeros. Preciso presentarme con casi todos, todo el tiempo”, contó mientras se apuraba para formar parte del primer entrenamiento en el gimnasio.

Horas más tarde, Chapecoense llevó a cabo la primera práctica de fútbol en el Centro de Entrenamiento Agua Amarela, de cara a la temporada más agitada y sentimental de su historia. A ese predio, ubicado a unos 15 minutos del centro de la ciudad, se accede por caminos rurales, pasando por granjas y criaderos, varios de ellos con el escudo o la bandera del verde en sus entradas.

Aprovechando algún rato libre y que el espacio es completamente abierto a visitantes, cientos de vecinos se acercaron para presenciar el primer ensayo del equipo de Mancini, estacionando sus camionetas -algunas, cargadas de alimentos o animales-, automóviles o bicicletas casi contra la banda lateral de la cancha principal.

Algunos llegaron desde otros estados para presenciar este momento de quiebre en la historia de Chapecoense. Fernando, por ejemplo, manejó por más de 400 kilómetros, desde Santa María, Río Grande do Sul, arrastrando a su esposa y a sus dos hijos, sólo para entregarles una palabra de aliento y dedicarle algunos aplausos a los que defenderán los colores que ama este año.

“El esfuerzo vale la pena, estar acá vale la pena” sostuvo, enfundado en una bandera albiverde. Desde Navidad hasta hoy, las camisetas (titular, suplente, tercera y arqueros) y otros artículos, volaron. “Salvo algunas tazas y modelos viejos de la camiseta, no nos queda nada.

Triplicamos las ventas, pero la demanda nos superó; lo peor es que viene gente desde otras ciudades a comprar y nos da vergüenza decir que estamos en falta”, explicó Rosa, gerente de la tienda oficial ubicada en la calle Clevelandia, justo frente al estadio Arena Condá.

Por las calles de Chapecó se respira melancolía. Casi no existen vecinos que no tuviesen algún conocido en el vuelo. Sirli, por ejemplo, es la fotógrafa oficial del club, y tras preguntarle a todos los periodistas si la calidad de sus fotos es “digna”, se lamenta.

Es que perdí todos mis equipos en el vuelo y aún no me llegan los nuevos“, dice. Lo que ella omite es que además de sus herramientas de trabajo, en aquel avión estaba Cleberson, su esposo y padre de sus dos hijos; era el Jefe de Prensa de Chapecoense. Sirli continúa a pesar de todo, se la ve trabajando con alegría y esperanza. Parece ser el símbolo de todo un club, el mensaje de una ciudad entera.

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