Scarlett Johansson considera ‘antinatural’ la monogamia
La actriz está convencida de que las relaciones de pareja concebidas para el largo plazo chocan frontalmente con el instinto humano
La actriz Scarlett Johansson no ha tenido reparo alguno a la hora de desmitificar la idea del matrimonio para tratar de desterrar su concepción como culmen de las relaciones de pareja y del amor romántico entre dos seres humanos, ya que a su juicio un compromiso cuya vigencia debe extenderse hasta el fin de los días es incompatible con la naturaleza humana y los instintos más primarios de las personas.
“Bueno, cada vez que ganas algo, pierdes algo, ¿verdad? Así que en ese sentido siempre supone sacrificar algo importante. Tienes que elegir un camino, y aunque creo que la noción del matrimonio es muy romántica, una idea muy hermosa, en la práctica resulta algo muy complicado de cultivar. No creo que esté en nuestra naturaleza ser personas monógamas, implica demasiado trabajo“, aseguró la artista en la nueva edición de la revista Playboy.
Aunque en ningún momento se pronuncia sobre su supuesta separación de Romain Dauriac, sobre la que no ha dejado de especularse en las dos últimas semanas, la estrella de cine insiste en su argumento sobre el carácter artificial del matrimonio utilizando como ejemplo la constante lucha en la que se ven envueltas ciertas parejas a la hora de mantener a flote su vida en común a pesar, incluso, de su falta real de voluntad.
“El hecho de que a mucha gente le lleve tanto tiempo y esfuerzo salvar su matrimonio, diría que a todo el mundo, demuestra que es antinatural. Quiero decir, respeto profundamente y admiro a aquellos que se prestan a ello, yo misma he participado en esa tradición, pero creo que va en contra de nuestros instintos“, manifestó en la misma conversación.
En opinión de la artista estadounidense, el matrimonio tal y como se materializa en la sociedad moderna constituye un mero “contrato” que, además, involucra a terceras personas que acaban jugando un papel demasiado relevante en asuntos que solo competen a los enamorados en cuestión.
“Creo que en el matrimonio acaba participando demasiada gente que, en principio, nada tiene que ver con la relación de pareja, porque como es un contrato vinculante, parece que tiene un peso especial en determinadas vidas ajenas. Está claro que estar casada es diferente a no estarlo, y quien te diga que viven exactamente igual que antes miente. Todo cambia”, sentenció.