Demócratas y republicanos bajo fuerte presión para impedir cierre del gobierno

La última vez que hubo un cierre parcial por disputas entre demócratas y republicanos fue para proveer fondos a la ley de reforma sanitaria de 2010, conocida como “Obamacare”.

Los Ángeles es por naturaleza lo que debería ser una ciudad santuario.

Los Ángeles es por naturaleza lo que debería ser una ciudad santuario. Crédito: Mark Ralston | Getty Images

WASHINGTON.- Las delicadas negociaciones para la aprobación de una nueva ley de gastos para evitar el cierre parcial del gobierno federal afrontaron este miércoles un bache legislativo ante las presiones de la Administración Trump de eliminar fondos a ciudades y jurisdicciones “santuario”.

Los fondos para las operaciones del gobierno se agotarán la medianoche del próximo 28 de abril, pero el director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB, en inglés), Mick Mulvaney, quiere que los republicanos incluyan en la legislación una cláusula que elimine los fondos para ciudades, condados y demás jurisdicciones que se niegan a cooperar con las autoridades de Inmigración en la “caza” de inmigrantes indocumentados.

Hace un par de semanas, los legisladores demócratas habían dejado en claro que no apoyarían ningún proyecto de ley que incluyese dinero para la construcción de un muro fronterizo, por considerar que eso sería introducir una “píldora venenosa” en la iniciativa.

En esa ocasión, sin aparente apetito para provocar un cierre parcial del gobierno, los republicanos desistieron de su idea de incluir fondos para el muro fronterizo en la ley de gastos.

Ahora los demócratas también cierran filas en contra de medidas que perjudiquen a las ciudades “santuario”.

La medida de gastos necesitará el apoyo de los demócratas en ambas cámaras del Congreso. En el Senado, permanece en pie el reglamento que exije 60 votos mínimos para limitar el debate de cualquier legislación y proceder a su voto definitivo.

Por ahora, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha suspendido indefinidamente la publicación semanal de ciudades “santuario” debido a errores en los informes previos.

Como en ocasiones similares en el pasado, no es que haya un cierre absoluto del gobierno federal, porque la burocracia cuenta con fondos para las operaciones de vital interés nacional, incluyendo el servicio de correos, que prácticamente se autofinancia con la venta de productos y servicios.

Pero el gobierno federal sí tendría que suspender, sin goce de sueldo, a centenares de miles de empleados públicos en todo el país, aunque los que trabajan en tareas de seguridad nacional, como los controladores aéreos o los agentes de los servicios de inteligencia no se verían afectados.

En cambio, la escasez de fondos afectaría al turismo ya que las autoridades tendrían que cerrar temporalmente los parques y museos nacionales, o reducir sus horarios.

La última vez que hubo un cierre parcial ocurrió entre el 1 y 16 de octubre de 2013, por disputas entre demócratas y republicanos para proveer fondos a la ley de reforma sanitaria de 2010, conocida como “Obamacare”.

Los legisladores posteriormente aprobaron fondos para esa ley, no sin antes causar pérdidas a la economía por unos $24,000 millones de dólares, según la agencia financiera Standard & Poor’s.

El gobierno estuvo al borde de un cierre parcial en 2015 y 2016, cuando los legisladores quisieron usar los fondos como arma política para conseguir concesiones en sendos proyectos de ley, pero al final lograron un acuerdo para impedir la crisis.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ha dicho que las negociaciones para aprobar los fondos del gobierno van por buen camino, y que los republicanos harían bien en no entorpecer el proceso con elementos ajenos a los fondos para las operaciones gubernamentales.

En declaraciones a este diario, el legislador demócrata por Illinois, Luis Gutiérrez, dijo que, a su juicio, la pelota “está en el techo” de los republicanos, y sólo ellos pueden decidir si acceden a exigencias del ala derechista de su partido y ponen en peligro los fondos del gobierno.

Los republicanos “están atrapados entre el pueblo estadounidense y lo que éste quiere y el ala de extrema derecha del Partido Republicano y lo que éstos quieren. La mayoría de los estadounidenses no quieren recortes a la policía o programas de cuidado médico, especialmente si eso significa darle más dinero a los ricos y las grandes corporaciones”, señaló Gutiérrez.

Las propuestas para gastar miles de millones de dólares para un muro, o de recortar fondos a programas en ciudades grandes donde viven inmigrantes “simplemente no son populares”, pero si Trump y el liderazgo republicano ceden a la extrema derecha “eso significa que pueden causar el cierre del gobierno” y ganarse así un mayor descontento popular, advirtió el legislador de Chicago.

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